Columna de Camilo Feres: ¿Puede la primaria oficialista ser hermosa?

El gobierno inicia su último año en relativa paz con sus partidos; habiendo aprobado algunas reformas de envergadura y con la expectativa de sacar una que otra más en lo que resta de mandato. En paralelo, está cerca de abrochar una oferta de sucesión en base a una primaria amplia oficialista en la cual, de no mediar cambios bruscos en las condiciones del viento, participarán todas las fuerzas políticas que lo componen y tal vez alguna más.
Adicionalmente, si el Partido Comunista opta por quién hoy asoma como su más segura carta, Jeannette Jara, la oferta de candidatos de la primaria será marcadamente “gobiernista” y -más allá de los razonables esfuerzos de diferenciación-no tendrán agendas radicalmente autoflagelantes o críticas hacia la actual administración. Para un gobierno que partió pegando dos coaliciones que no cabían en el mismo anillo concéntrico y entre las cuales no se sabía si primaba más el desprecio o la desconfianza, se trata de un panorama bastante alentador.
Ahora bien, no por tranquilo el panorama es halagüeño desde el punto de vista de los números. Hasta ahora son las cartas de la derecha las que marcan más en las encuestas y en términos de temas, es la agenda de oposición la que también lleva el pandero. Pero la derecha se está cocinando su propio caldo y bien podría con ello seguir enredando sus opciones. Es decir, teniendo hoy la primera chance de ganar, aún podría perder.
Pero, aunque es buena para el Gobierno, una primaria marcadamente oficialista tendrá algo de sábanas cortas. Las concesiones y ajustes de Boric, aunque no le han costado legislativa ni políticamente mucho por ahora, no han sido inocuas para grupos que, a diferencia de la hegemonía actual, creyeron -hasta último momento- que en 2022 vencerían y sería hermoso.
Jadue, Mundaca o Campillay, por ejemplo, no se sentirán muy representados por los candidatos de la primaria que hoy asoman en el horizonte y la duda que se instala es si aceptarán esa condición pasivamente o harán algo por llevar agua a sus molinos. El exalcalde comunista al menos ha dado muestras de que no aceptará esos designios sin patalear y el cómo procese esto su partido sigue siendo una de las incógnitas fuertes en la previa de las definiciones.
Uno de los efectos de esa configuración podría ser un descuelgue, por acción u omisión, de ese mundo que se autopercibe como inquebrantablemente consecuente y para quiénes -usando la terminología puesta en boga por los chats de Cariola y Hassler- la oficialista sería una primaria plagada de entreguistas.
Esa coalición de los “consecuentes” podría intentar una aventura testimonial fuera de pacto o incluso coquetear con la candidatura de alguien externo, pero consolidado, como MEO, aunque se trate de un candidato cuya mayor consecuencia sea su persistente inconsecuencia.
Y es que la verdadera espina de los viudos de octubre es haber servido la mesa en la que otros se sentaron a comer y que luego de eso les cambiaron completamente el menú. Más amargo ha de resultarles ver que la nueva carta está funcionando. Y bueno, ahora sabremos si los están esperando a la salida.
Por Camilo Feres, Director de Estudios Sociales y Políticos de Azerta.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.