Columna de Camilo Feres: Soplar la fogata equivocada
Al fragor de la campaña de segunda vuelta de gobernadores, una entusiasta Evelyn Matthei fustigó a Claudio Orrego por confundir a la ciudadanía usando imágenes de sus contendores (ella, entre otros) en su campaña. La crítica, que no pasa de ser una anécdota, escenifica una de las pulsiones más peligrosas que tiene la más segura candidata de la oposición: abandonar un posicionamiento moderado, que no le es natural pero ha cultivado con trabajo, por un instinto más bien iracundo, que ya ha regalado varias escenas para el deleite de los pirquineros de chascarros en la red.
Otro ejemplo reciente de ese carácter lo mostró con ocasión del caso Monsalve. Tras varios puntos de prensa en los que matizó sus duras críticas con palabras ponderadas sobre el actuar de la justicia y sobre no invadir las prerrogativas presidenciales, decidió elevar dos decibeles más la confrontación. Habló así de un “pacto de silencio”, concepto con el que se subía a la narrativa de esos días en que la oposición intentaba relevar los vacíos en la declaración del Presidente sobre las primeras horas del caso en La Moneda.
Es muy probable que en el día a día de Evelyn Matthei se sucedan mensajes, llamados y opiniones de sus círculos pidiéndole que se ponga “dura” o al menos a tono de esa derecha que goza tildando a la otra de amarilla o light. Y cuando accede a esa demanda, las cámaras de eco de los convencidos han de llenarla de elogios… Así funcionan las burbujas culturales de las redes sociales.
Pero la candidata opositora no debería perder de vista que sus opciones presidenciales se definirán, en última instancia, en una elección nacional con voto obligatorio y en éstas, importa más el techo que el piso electoral. Al cuidar lo segundo, hablándole a las barras bravas, la candidata opositora puede terminar arrinconándose, diluyendo la trabajada imagen de amplitud y apertura que la hace competitiva.
Y es que al observar el resultado de las dos últimas elecciones con voto obligatorio salta a la vista que la polarización, tan importante para la popularidad en redes sociales y la desmovilización de electores blandos con voto voluntario, no ha resultado efectiva para la selección de candidatos que aspiran a mayorías amplias o absolutas -que es el caso de quienes quieren llegar a La Moneda.
Matthei no debe perder de vista que, más allá de los likes, los candidatos de “Sin Filtros” (Poduje, Orrego) no ganaron. Tampoco prendió la cruzada identitaria de Santelices (“la Facha”) ni la arenga antioctubrista de Cubillos. Por el otro lado, los candidatos que compitieron mostrando una vocación de diálogo transversal y trabajo con todos, fueron electos con amplias mayorías.
Así las cosas, las mismas imágenes publicitarias -que de forma tan vehemente Matthei pidió que fueran removidas de la red- son las que más le sirven hoy. Y, por el contrario, cuando se presta para abonar el terreno de la funa, el desalojo y la demolición, corre el fatal riesgo de estar soplando la fogata equivocada.
Por Camilo Feres, director de Asuntos Políticos y Sociales, Azerta.
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