Columna de Carlos Correa: Candidatos inclasificables

Iván
Iván Poduje participó en una nueva edición de Tolerancia Cero.


La performance del arquitecto Iván Poduje en Tolerancia Cero y la serie de bots que en el día posterior centraron el análisis del episodio en un supuesto “zurdismo” de la periodista lleva a preocuparse de la campaña que vendrá. Hasta hace poco, un acto de ese tipo habría sido el fin del candidato y estaría al día siguiente pidiendo disculpas y haciendo control de daños. La reacción posterior fue justamente la contraria y, sin duda, calculada respecto al impacto mediático que tendría. Por cierto, este candidato no es en modo alguno asimilable a un partido de derecha, como lo ha enfatizado él mismo en sus redes.

No es el único, a lo largo del país. Hay decenas como él. Varios no temen desafiar a alcaldes muy bien posicionados, como ocurre en La Pintana. Allí, el “Abuelo” Pablo Maltés va también por los nuevos votantes, coincidiendo con una nueva ofensiva por los retiros de fondos de la AFP. Hay que recordar que el quinto retiro fue desactivado por el gobierno actual, pero a un costo muy alto en popularidad. En regiones se producen fenómenos similares, como ocurre en Antofagasta donde va a la reelección un alcalde conocido por disfrazarse de Joker, la mejor metáfora posible del discurso contra el sistema.

Esta elección de gobiernos locales es la primera que elegimos autoridades permanentes con voto obligatorio. Las estimaciones dicen que participarán 4 millones de votantes adicionales y no hay certeza de su comportamiento electoral. Lo poco que se sabe es que no les interesa mucho la política, ni la siguen de manera periódica y, como ocurrió en los dos plebiscitos y en la elección de consejeros, votan contra algo establecido.

El comportamiento de ese público puede hacer que los resultados electorales esa noche sean difíciles de explicar. En lo numérico habrá un alza de la cantidad de alcaldes elegidos de Chile Vamos y, luego de la segunda vuelta, habrá más gobernadores de derecha. Pero ello no implica, como ocurría antaño, que se constituirá una mayoría clara que puede ser predictora de la presidencial que viene. Si a los Poduje o Maltés les va bien, la elección presidencial se explicará más por la teoría del caos que por las predicciones tradicionales.

Suele asignárseles a todo ese mundo el cartel de populismo y, por tanto, timbrarlos como peligrosos para la democracia. En realidad, todos ellos juegan más el rol de termómetro que fiebre, pues reflejan un cansancio. Los partidos tradicionales no son capaces de recoger las preocupaciones que tienen las personas respecto a la sociedad. No se ven capaces de tener propuestas concretas y cercanas en materia de seguridad, pues muchas veces lo que las personas anhelan es demasiado políticamente incorrecto, como suele pasar en los temas migratorios o de seguridad ciudadana. También la gente percibe a los políticos como una casta distinta, que no ocupa el transporte público, salvo para hacerse selfies y no manda a sus hijos a los liceos u ocupa los CESFAM. Por ello, es incapaz de entender los problemas reales y, por tanto, de solucionarlos. También aumenta la percepción que los candidatos dicen lo que la gente quiere escuchar y no se atreven a jugársela más allá de sus propios intereses o convicciones.

Por eso los inclasificables irrumpen, causan curiosidad y probablemente adhesión en la gente más desconfiada. Son el símbolo de un sistema político incapaz, que ha desperdiciado las oportunidades de hacer reformas profundas que fortalezcan la democracia y la participación ciudadana.

Por Carlos Correa Bau, ingeniero civil industrial, MBA.

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