Columna de Carlos Correa: El veto a Jadue

El miércoles 19 de mayo de 2021, a eso de las 20:30 horas, en las cercanías del Servel ocurrió uno de los momentos más vergonzosos de la izquierda chilena. A esa hora, Paula Narváez, ex ministra y carta presidencial del PS, era vetada porque entre los partidos que la apoyaban estaba el PPD. Desde el FA y el PC, plantearon que ella era bienvenida, pero no el PPD. No querían que en el proyecto transformador estuviera el partido símbolo de los 30 años y de los vínculos con SQM.
Han corrido tsunamis de tinta para explicar como el gobierno del Frente Amplio se consolidó con la ministra del Interior que había sido presidenta del partido despreciado durante los escándalos de financiamiento de la política, y representaba como nadie el espíritu de la Concertación. La serie de volteretas en espiral que han tenido que hacer recuerda a veces los cambios de la historia que se hacían en el Ministerio de la Verdad, de la novela 1984.
Pero lo que no ha cambiado es el espíritu de veto, solo que con los roles cambiados. La candidata del PPD y varias figuras de dicho partido han dicho que no es factible una primaria si el PC lleva de candidato a Jadue. El argumento a ocupar esta vez es el apoyo al gobierno venezolano.
El asunto no se sostiene lógicamente por ningún lado. Reclamarle al PC o a Jadue por el apoyo a Venezuela, después de años de una coalición con dicho partido es un insulto a la inteligencia. También tratar de condicionar a dicha coalición para que no elija a Jadue es humillar al partido de Recabarren. No es posible construir una alianza condicionando a quien llevan de candidato y a quien no. Es el mismo desacierto de aquella vez en el Servel, donde se deshizo la primaria amplia.
Como no es verosímil el argumento venezolano, cabe preguntarse qué es lo que hay detrás. Una teoría posible es que no quieren en el Socialismo Democrático una candidata más competitiva como puede ser la ministra Jara y, por tanto, torear a los comunistas puede forzarles a no designarla, como ya ocurrió este fin de semana. Una segunda posibilidad es una apuesta de segunda vuelta, donde existe el escenario que pase Kaiser y, por tanto, una candidatura moderada y que ya se deshizo de los comunistas se vuelve competitiva.
Pero las razones prácticas no pueden soslayar la moral, sin poner en riesgo la propia legitimidad de una candidatura de izquierda. Se cumple acá el criterio kantiano que para ser competitiva la izquierda el factor moral debe ser un imperativo categórico. Si no se cae en la misma contradicción que sufre el Frente Amplio, sin discurso y sin candidato, calculando para después que gane la derecha. Por ello, aunque Jadue resulte insoportable para muchos, no es sostenible un veto. Tratar de exasperar al PC para que quiebre la coalición y así no enfrentarse a la ministra Jara es hacer trampa de entrada y deslegitima el proceso.
Por esa misma razón también debiera dicha primaria invitar a Marco Enríquez–Ominami, personaje incómodo por sus críticas al oficialismo, su lenguaje directo, y su larga historia de candidaturas presidenciales. Su presencia le da legitimidad. El otro camino, el del veto, no funciona a diferencia de aquella vez. La razón es que las candidaturas de derecha tienen más fuerza hoy que las del oficialismo, por lo que un punto de diferenciación es la capacidad de gobernar y construir alianzas amplias. Y por cierto, el factor moral. Por esta vez, y en este tema en particular, Kant tiene razón.
Por Carlos Correa Bau, ingeniero civil industrial, MBA.
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