Columna de Carlos Correa: La guerra civil germánica



José Antonio Kast, que va tercero en la contienda electoral, planteó que no ve drama alguno en que lleguen 3 candidaturas de derecha a primera vuelta. Incluso extremó el argumento, mostrándose disponible a un pacto parlamentario con el partido que acaba de armar Johannes Kaiser, que llegó al Congreso bajo su paraguas republicano. Esto ocurre mientras semana a semana su ex partidario crece en las encuestas y ahora va por Matthei, para tener el liderazgo en la derecha.

Muchos ven en esta obcecación el deseo de ir por última vez a la elección presidencial, después de intentarlo innumerables veces y no lograr llegar a la Presidencia, con el toque dramático que fue primero en la elección pasada para ser derrotado luego por Boric, en buena parte por sus propios errores.

Desde el punto de vista matemático, la lógica es impecable. Lo más probable es que de los tres pase uno a segunda vuelta, enfrentando a un candidato de izquierda, y exista una clara ventaja, en especial ahora que no es Bachelet la figura que apoyará el oficialismo. Pero la política no es aritmética, sino de percepciones. Bajo eso, el riesgo que se instale el caos producido por la pelea hasta la primera vuelta entre los tres liderazgos tiene efectos en el balotaje. Ocupando el término de Max Colodro, la contienda germánica no le sale gratis a la oposición.

Buena parte de esta situación es responsabilidad de Matthei que se ha negado en todo momento a una primaria de su sector, aunque ahora dijo tardíamente que estaba dispuesta a competir con Kast y Kaiser. En su momento bloqueó la idea de hacer una de centroderecha donde participara el ex alcalde Carter y eventualmente la senadora Ximena Rincón. Si supuestamente los superaba en las encuestas, no se encuentra mucha razón a ese bloqueo, que la tienen ad portas de estar peleando con la doble K, mientras la izquierda tiene publicidad gratis en televisión gracias a las primarias legales.

También hay responsabilidad de José Antonio Kast, que tuvo un momento de oro cuando era mayoría en el consejo constitucional y lo desperdició, proponiendo un texto muy a la derecha de la Constitución vigente, dando muestras de poca capacidad de diálogo. El mismo error que cometió en su momento la Convención.

Y Kaiser, el contendor, fue ninguneado por ambos y también por varios analistas, y ahora se ha convertido en la amenaza real y en el dueño del voto del antipartidismo. Así, tendrán que competir ambas figuras con un populista de derecha, y eventualmente tener que apoyarlo en segunda vuelta. Ese trago amargo puede tener fatales consecuencias.

Para no correr riesgos en una partida que debiera estar ganada, la solución de la derecha es una primaria abierta en todos los sentidos y con todo el que quiera participar. Incluyendo al alcalde Carter, pero también invitando a los republicanos, libertarios y amarillos/demócratas. Lo más probable es que gane Matthei, y saldría como una candidata con una intención de voto de alrededor de 40 puntos.

Pareciera simple, pero la eterna vocación de derecha a matarse unos a los otros cuando está cerca el poder puede más que el sentido común. El tiempo corre en contra pues este fin de semana habrá al menos dos candidatos más de izquierda, con un probable acuerdo de primarias e incluso de listas parlamentarias. Si bien en los temas de seguridad y crecimiento económico la derecha tiene un discurso más cercano a las demandas de las personas, la gobernabilidad también importa, en especial después de estos años tan revueltos.

Por Carlos Correa Bau, Ingeniero Civil Industrial, MBA.

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