Columna de Carlos Correa: “Penélope en el andén”

Con la frase que le da título a la columna describió el gobernador Claudio Orrego el compás de espera en que se encuentra la centroizquierda. Es importante aclarar que en realidad Penélope esperaba en la isla de Itaca y que el propio gobernador ha sido mencionado como un plan B por varios socialistas, asunto que tiene su beneplácito. Por ello, la frase es doblemente incorrecta, pero no el fenómeno que describe.
Por la manera como se desarrollan las encuestas, lo más probable hoy es que exista una segunda vuelta entre una figura cercana al oficialismo, y una de oposición, como ha ocurrido en todos los balotajes desde la vuelta de la democracia. La división en la derecha, que parece no tener solución, hace imposible la pesadilla del gobierno de tener que ser testigo de una definición entre Evelyn Matthei y alguno de los dos K.
Con ese antecedente cabe preguntarse cuál es la oferta que tendrá el oficialismo en esta ocasión, y cuál es la razón por la que alguien se va a presentar. ¿Para continuar con el gobierno actual? ¿Para realizar una agenda de cambios fallidos en este tiempo? Es muy difícil, porque lo que ocurre en realidad es que toda la izquierda está muy lejos de las demandas que la ciudadanía reclama, principalmente seguridad y crecimiento económico.
Muestra del embrollo en que está el oficialismo, más cercano al laberinto del Minotauro que al viaje de Odiseo, es una columna publicada por el secretario ejecutivo del Frente Amplio, el partido del Presidente, donde plantea derechamente que lo que se debe buscar es la profundización de los cambios que ha hecho este gobierno, y descarta absolutamente moderación o viraje hacia el centro. El discurso, que parece propio de los agitados días de la convención, muestra la lejanía de la realidad con que parte la campaña presidencial.
Por otro lado, salvo la presidenta Bachelet, no hay ningún candidato de centroizquierda que tenga dos dígitos de intención de votos a diferencia de los de derecha. Estos últimos, en especial Kaiser han logrado entrar en grupos que suelen mirar con distancia la política, y buscan soluciones directas a problemas complejos, como la seguridad ciudadana. La necesidad de certezas en lo económico, de calma después de años tan agitados, de capacidad del Estado de estar presente de manera positiva en la vida de las personas no es el mayor atributo que tiene la izquierda, que sigue en el discurso de cambios como la columna mencionada y muchas otras. Es como si todavía no despertaran de la fiebre.
Curiosamente, el gobierno sí lo ha hecho. Ha tenido un sentido pragmático distinto al de sus partidos, a los que muchas veces se ha tenido que enfrentar. Ha dictado las medidas más duras posibles en materia de seguridad ciudadana y ha actuado con responsabilidad fiscal en materia económica. También negoció una buena reforma de pensiones, en acuerdo con la derecha responsable. No ha logrado que dicha filosofía sea entendida por las personas, pues ha privilegiado la comunicación de nicho y no la masiva.
Es probable que las dificultades comunicacionales sean también la causa de la debilidad de las candidaturas presidenciales y falta de relato para la campaña que viene. El propio interés en insistir en el legado o en la profundización de los cambios muestra el problema real de la izquierda: no logra superar la disociación con la realidad que vivió en el estallido y la convención constitucional.
Por Carlos Correa Bau, Ingeniero Civil Industrial, MBA.
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