Columna de Carlos Correa: ¿Por qué Bachelet?
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La noticia política del verano ha estado en la expectativa sobre si la Presidenta Bachelet se va a postular como candidata por tercera ocasión. En un seminario citó una frase de Lula sobre la felicidad que está teniendo en su tercer mandato, y fue leída por muchos como una señal. Personeros del PS, incluso del PPD han manifestado su entusiasmo y disposición si llega a armarse la operación Bachelet III.
Pero más allá de si la presidenta decide ser candidata o no, la pregunta es por qué es la figura más popular de la centroizquierda, y la única que reúne partidarios en todas las fuerzas políticas, incluyendo la DC. Por qué otros intentos donde se han juntado los héroes fatigados de la ex Concertación con los bríos del legado de Boric no resultan y en cambio Bachelet, con solo insinuaciones, aparece en los medios y se pega saltos en las encuestas.
Un primer punto es que la unidad que reúne alrededor suyo no es asunto milagroso. Tiene que ver con el trabajo que ha realizado todo este tiempo la fundación Horizonte Ciudadano donde han llegado fuerzas de toda la izquierda y se han analizado con seriedad temas álgidos del momento como la inmigración, la seguridad ciudadana, el rol de las redes sociales y los medios en los procesos políticos, los temas de desarrollo municipal entre otros. Me tocó participar en varios de esos talleres y es el único espacio de reflexión de una izquierda que no encuentra su rumbo, y que salvo reclamar y mandar propaganda añeja en grupos de Whatsapp, no hace mucho más.
También no es sostenible el mito que su segundo gobierno estuvo de más, como lo han intentado instalar varios columnistas. No solo porque se aprobó la despenalización del aborto en tres causales, o la gratuidad universitaria, o se extendió como nunca la cobertura preescolar o se crearon los ahora famosos Cesfam que menciona Violento Parra; sino porque estableció el principio de cómo hacer los cambios que el país necesita sin quebrar nada, ni echar abajo ninguna estatua.
Si el exministro Monckeberg no hubiese pateado la reforma de pensiones que propuso su gobierno, tendríamos hoy en régimen un sistema que habría mantenido la capitalización individual, con un componente de solidaridad. Si, además, se le suma el pilar PGU que hizo el gobierno de Piñera al final, con otra ministra del Trabajo que tenía más sentido de realidad, tendríamos una reforma de pensiones de primer nivel.
También en el tema constitucional. Hay muchos arrepentidos de ese estruendoso aplauso en ICARE, cuando el ministro del Interior de entonces anunció que no se iba a seguir en el proyecto constitucional de Bachelet. Una discusión en el Congreso de dicha reforma nos habría ahorrado las vergüenzas de la convención, y los tirones conservadores del Consejo, y quizá el propio estallido no habría ocurrido.
Es por ello que su figura hace más sentido en la izquierda, que cualquiera ligada a la administración actual. Si bien el Presidente Boric ha gobernado con pragmatismo, la sola desconfianza asociada a los giros de su fuerza política hace muy difícil una campaña presidencial para cualquiera de sus ministros, independiente de sus talentos.
Por otro lado, la propia edad del Presidente jubiló anticipadamente a la generación intermedia, que creció bajo la sombra de los gobiernos de centroizquierda. Es por ello que la renovación está en el alcalde Vodanovic, y en otras figuras municipales de edades similares.
Por Carlos Correa Bau, Ingeniero Civil Industrial, MBA.
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