Columna de Carlos Correa: Primarias que liquidan

Primarias


La primera noticia sobre las recientes primarias de gobernadores y alcaldes que se instaló y que incluso circuló en los portales fue la baja participación. La verdad es otra, pues la participación fue de un 6,1% del padrón que podía ir a votar, porcentaje superior a la primaria realizada en el año 2020. Buena parte de ello se debe a que los partidos, en especial el oficialismo tomó la decisión de participar en estos comicios en varias comunas pobladas, incluyendo capitales regionales y varias comunas entre las que tienen más votantes en el país como Puente Alto, La Florida, Antofagasta o Valparaíso.

Por tanto, vale la pena mirar cuales son los efectos de los resultados de las recientes elecciones. La primera que debe quedar claro es que una victoria rotunda en este espacio no implica en modo alguno una ventaja para la elección presidencial final, pues se mezclan allí una serie de otras variables y, además, en todos los casos el incumbente no se sometió a dicho proceso. Bajo ese precepto es razonable pensar que en la coalición oficialista se produjo un equilibrio en los resultados, pero no en el tipo de territorio. El Frente Amplio + PC logró más espacio en las comunas urbanas, mientras que el Socialismo Democrático quedó replegado a comunas más rurales. Esta última señal tiene el peligro que se parece mucho a lo que le ocurrió hace algunos años a la DC, cuando dejó de ser el partido preponderante.

Por el lado de la oposición, la UDI ya no es lo que era antes. Oficialmente quedó fuera de las tres comunas bastiones de la derecha por primera vez desde que volvió la democracia. En la Florida, Rodolfo Carter les propinó una derrota y vuelve a sentir el olor de un liderazgo propio que pueda competirle a Matthei. Hasta ahora en Chile Vamos no hay dudas de su candidatura presidencial, pero otra vuelta más de elecciones puede desordenarlo todo. El factor Ossandón puede ser importante en Puente Alto, donde hará todo lo posible para que Karla Rubilar no llegue al municipio, pero parece más manotazos de latifundista que una opción política en serio.

En el oficialismo, el domingo es el momento en que el Frente Amplio puede considerar que la crisis de las fundaciones dejó de ser una amenaza. En las cercanías del aniversario de aquel reportaje de Timeline, las nueve victorias les generan suficiente oxígeno para seguir en su proceso de rearmado. Algunas de ellas tienen un sabor especial, como la victoria en Peñalolén, donde destronaron el largo reinado de la DC, o no haber perdido Valparaíso pese a los desastres que implicó el alcalde Sharp para dicha coalición. Tienen eso si que enfrentarse a la derecha, que convertirá cada una de esas elecciones en un plebiscito sobre el gobierno.

Otro efecto que se producirá en la centroizquierda es el enredo de las negociaciones para gobernador. Con los buenos resultados de comunistas y frenteamplistas, no querrán sentarse en una mesa a apoyar a los gobernadores incumbentes a cambio de nada. El mecanismo de segunda vuelta en dicha elección permite a varios decir que esa es la verdadera primaria y, por tanto, puede haber por parte de la centroizquierda más de un participante en primera vuelta. El primer damnificado de dicha nueva estrategia es sin duda el gobernador Claudio Orrego quien sigue siendo el principal candidato en las encuestas, pero puede ver más complicada su opción. Tiempos de la política líquida, donde cada elección cambia radicalmente las formas y los fondos.

Por Carlos Correa Bau, ingeniero civil industrial, MBA.