Columna de Carlos Correa: Rebeldes con causa
En el medio de los grandes números de esta pasada contienda regional, que mostraron un corrimiento leve hacia la derecha y una especie de petición de calma después de tanto incendio político, hay dos comunas donde fue la rebeldía el sello de los ganadores.
Las comunas de Las Condes y Puente Alto fueron espacios del triunfo de los críticos del sistema político. No son dos localidades perdidas, sino que tienen en común su enorme peso en la política chilena. Mientras Las Condes simboliza el poder y la influencia, concentrando a las más grandes empresas del país, Puente Alto es una de las comunas más pobladas y con grandes desafíos en seguridad, infraestructura y educación.
Tampoco los procesos que se dieron en la previa a las elecciones fueron comparables. En Puente Alto hubo una primaria en los bloques políticos principales, por lo que los candidatos Rubilar y Escanilla tuvieron una legitimación en los partidos. También la candidata de Chile Vamos fue capaz de derrocar a la familia Ossandón con todo su poder.
En el caso de Las Condes, Marcela Cubillos simplemente se proclamó. Sin primarias, sin partidos, apelando a la derecha más cruda. Ante tal aparición los partidos de Chile Vamos bajaron la reelección de la alcaldesa, y los Republicanos simplemente adhirieron. Por mientras, Catalina San Martín en Las Condes y Matías Toledo en Puente Alto juntaban firmas. La primera apelaba a una derecha honesta, el segundo a una izquierda conectada con la calle. Si triunfaron es porque entonces los partidos existentes tienen esas carencias.
Es cierto que el escándalo del “sueldo” de $ 17 millones en la Universidad San Sebastián afectó a Marcela Cubillos, y la filtración tiene el aroma a una filtración desde la derecha. Pero su respuesta soberbia, y la serie de personajes influyentes que convocó para hacer creer la mentira que era un sueldo de mercado y que no eran fondos públicos, generó más irritación en los votantes tradicionales de derecha.
En el caso de Puente Alto, el nivel de enojo de los ciudadanos con los políticos tradicionales que logró alcanzar a la candidata, de conocida trayectoria llegó a lo profundo. No fue una votación contra la derecha, sino contra las instituciones, y en especial contra el juego de máscaras en que se ha convertido la política de la representación, cada vez menos inclusiva. Ambos, pese a sus diferencias ideológicas, representan la enorme crisis de confianza que viven los partidos y las dificultades que tienen para incluir a los rebeldes, a los contestarios, a los que se juegan la piel como dice Nassim Taleb.
Es un hecho que este episodio tendrá proyecciones en los eventos políticos que vienen. El efecto Toledo – San Martín será un factor a tener en cuenta en la carrera presidencial, de una manera que no tenemos prevista, pues será por irrupción como en estos casos. Para entonces será muy tarde.
La solución no es solo una reforma profunda a los partidos, sino un cambio profundo de actitud. Un primer eje es el comportamiento ético de quienes buscan tener cargos de representación. La denuncia contra Marcela Cubillos debió haber generado un rechazo general en la derecha, y no la cascadas de columnas tratando de engañar a la gente con el supuesto contrato privado. La irrupción de Toledo en Puente Alto pone en duda la legitimidad de la primaria que se realizó y cabe preguntarse de manera crítica a quienes se está representando cuando se llevan candidatos.
Por Carlos Correa Bau, Ingeniero Civil Industrial, MBA.
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