Columna de Carlos Ominami: Alarma democrática
La conmemoración de los 50 años del Golpe dejó un sabor amargo. La herida abierta no cicatriza. Las fuerzas políticas que en su momento lo apoyaron desestimaron la oportunidad de un “Nunca más” con el conjunto de las fuerzas políticas. Optaron por una declaración propia de la que espero se arrepientan en el futuro. No llamar las cosas por su nombre, no decirle golpe al Golpe, dictadura a la dictadura, es hacer como si no hubieran existido. Se sabe que las palabras constituyen realidad.
Esa conmemoración es ya historia. El desafío ahora es resolver de buena manera el debate constitucional en curso. Corresponde a los consejeros y a los expertos resolver sobre el texto que la ciudadanía deberá votar en menos de 100 días. Ojalá se agoten los esfuerzos para proponer un texto que establezca reglas que habiliten y no imposibiliten el libre juego de mayorías y minorías.
Las resoluciones del Consejo debieran acompañarse de una amplia deliberación ciudadana. Es finalmente la gente la que deberá resolver y será ella la que disfrute o sufra las consecuencias de las reglas que se aprueben o rechacen el 17D. Sin embargo, nada de eso está sucediendo. Más bien, este segundo tiempo luego del fracaso de la Convención, transcurre en medio de una gran indiferencia motivada por la desconfianza en las instituciones y el cansancio producto de un calendario electoral especialmente recargado.
Es grave. Conquistas democráticas conseguidas con mucho esfuerzo durante las últimas tres décadas o, incluso antes están hoy día en cuestión. Los derechos de las mujeres, el libre acceso a bienes públicos como las playas, la no privatización de las aguas, las libertades sindicales, la plena vigencia de los derechos humanos, la defensa del medio ambiente, la educación pública de calidad y gratuita, las atribuciones del Parlamento o el financiamiento de los municipios están amenazadas por el proyecto de regresión autoritaria que impulsa el Partido Republicano. Éste busca además a través de sus enmiendas transformar en letra muerta la definición de Chile como un Estado social democrático de derecho contenida en la reforma constitucional que hizo posible este nuevo proceso.
Las direcciones políticas no pueden mantenerse al margen de este debate. Están por ahora al debe. Asimismo, es fundamental que en las próximas semanas se manifieste con fuerza la ciudadanía a través de sus organizaciones: los colectivos feministas, las organizaciones de derechos humanos, las centrales sindicales, las federaciones estudiantiles, los grupos ecologistas, regionalistas, animalistas, las asociaciones de municipalidades y todas aquellas que representan intereses o causas que solo podrán atenderse o prosperar en un marco constitucional que habilite la deliberación informada e inteligente de la ciudadanía .
El 17D se juegan cuestiones muy trascendentes. Queda poco tiempo. Las posiciones hoy minoritarias en el Consejo pueden encontrarse con una amplia mayoría en la sociedad. Hay que estar a la altura para no terminar en un tiempo más llorando sobre la leche derramada.
Por Carlos Ominami, economista
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