Columna de Carlos Ominami: La segunda renovación del socialismo
La primera renovación del socialismo tuvo como centro de gravedad la revalorización de la democracia y la construcción de alianzas sociales amplias para sustentarla y profundizarla. Fue una contribución mayor, decisiva incluso, al reencuentro de fuerzas políticas que con sus pugnas habían facilitado el colapso de la democracia en 1973.
La renovación del socialismo fue un arduo trabajo de crítica y autocrítica, doloroso por las divisiones que en su momento produjo, pero fecundo en resultados. Permitió el surgimiento de la Concertación, la coalición de gobierno que condujo exitosamente a Chile por el desfiladero estrecho por el cual transitó la recuperación de la democracia. La renovación le permitió también al socialismo chileno recuperar respetabilidad y credibilidad como fuerza de gobierno. No es casual que el Socialismo Democrático esté jugando un papel insustituible en la gestión del gobierno del Presidente Boric.
Hacia adelante, pesa sobre el socialismo y en particular sobre el Partido Socialista una enorme responsabilidad: construir una fuerza política de mayor alcance, capaz de frenar las embestidas autoritarias que amenazan a la democracia, ampliando al mismo tiempo derechos y libertades.
Para ello es preciso romper con las inercias, fortalecer los vínculos con la sociedad, nutrirse de nuevas ideas y prácticas sociales. El socialismo no puede convertirse en una fuerza conservadora, debe por el contrario conectarse con las vanguardias que surgen en la ciencia, la política, las artes, la economía, las empresas. A este proceso amplio y multifacético denominamos “segunda renovación del socialismo”. Si la primera tuvo como eje la democracia, la segunda debe centrarse en el desarrollo y los nuevos desafíos del tiempo presente. Entre muchas otras, iniciativas como el Congreso del Futuro, Puerto de Ideas, Festival Teatro a Mil o Techo Chile debieran ser fuente de inspiración para construir un nuevo proyecto.
El socialismo sigue siendo una “idea hermosa que busca su camino”. La solidaridad y la fraternidad son valores superiores al individualismo capitalista. Sin embargo, bajo esas banderas nobles se ampararon prácticas que las han desvirtuado hasta hacerles irreconocibles. El llamado “socialismo del siglo 21″ proclamado en Venezuela es la manifestación más reciente de esta deriva.
La agenda de la segunda renovación es amplia y diversa. No se trata simplemente de una actualización programática. Se requiere una renovación profunda de los conceptos. Pasar del clásico Estado de bienestar a un Estado de seguridad, de la nacionalización de los medios de producción a la democratización del conocimiento, del productivismo a la sustentabilidad, del patriarcado a la igualdad de género, del Estado omnipresente al Estado estratégico, del modelo a la práctica socialista, de la burocratización al estímulo a la innovación y el emprendimiento, del dogmatismo a la libre circulación de las ideas.
Por Carlos Ominami, presidente Fundación Chile 21
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.