Columna de Carlos Ominami: Renovar sin renegar
El llamado a una segunda renovación socialista encontró terreno fértil. En pocos días se publicaron más de una docena de columnas, se constituyeron varios grupos de discusión, se anuncian seminarios para debatir y la preparación de nuevos libros sobre el tema. Se nota la efervescencia.
Reacción saludable frente al desprestigio de la política y al estancamiento del proceso de cambios bien documentado en el reciente informe del PNUD que tanto escozor provoca en los medios conservadores. De paso, el debate que comienza permitirá visibilizar la existencia de una nueva generación de intelectuales progresistas.
Es fundamental enriquecer la discusión con nuevas miradas y la confrontación de puntos de vista desde los partidos, pero sobre todo desde una sociedad civil rica en prácticas innovadoras. Importa más el proceso que el resultado, por definición siempre provisorio.
Existe sí un punto de partida: la vigencia del ideal socialista. La solidaridad y la fraternidad son sentimientos infinitamente superiores al individualismo propio del capitalismo y constituyen una base más sólida y fecunda sobre la cual fundar una comunidad. No obstante su dinamismo, el capitalismo es un sistema que necesita y reproduce las desigualdades sociales, condena a vastas regiones del mundo a la marginalidad y la pobreza, derrocha recursos naturales y humanos y pone en definitiva en peligro la supervivencia del planeta. La irracionalidad del capitalismo no puede constituir el horizonte insuperable de la humanidad.
El debate planteado requiere de gran amplitud, no puede reducirse a diálogos entre puros convencidos. Por el contrario, debe tener lugar al interior de las izquierdas pero confrontarse también con las derechas y el mundo conservador.
La segunda renovación tiene ante sí un desafío múltiple. En primer lugar, defender con fuerza la actualidad del ideal socialista. Necesita además desprenderse radicalmente de la pesada carga que representaron los “socialismos reales” o el mal llamado “socialismo del siglo 21″. Debe también asumir autocríticamente las insuficiencias y derivas del anterior proceso de renovación. Renovar es muy distinto que renegar. Se requiere una propuesta de revitalización de la democracia, que le imprima nuevas energías para así rechazar los embates de la ultraderecha. Urge la elaboración de un modo de construcción de fuerza política que permita superar las debilidades de los partidos. En fin, el socialismo debe ser capaz de proponer una estrategia de desarrollo superadora del neoliberalismo que deje atrás la primacía de las finanzas sobre la producción, del corto plazo sobre el mediano y el largo plazo.
No importa mucho el nombre. Segunda renovación socialista tiene el mérito de hacer referencia a un proceso que existió, tuvo gran densidad intelectual e importantes consecuencias políticas. Lo que finalmente importa es la producción de nuevas ideas que le den al socialismo mejores condiciones para continuar su ya larga lucha por un mundo mejor.
Por Carlos Ominami, presidente de Chile21
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.