Columna de Carlos Ominami: Una merecida derrota
“Vamos a dar vuelta el partido”, afirmó José Antonio Kast. Hay que evitar que lo consiga. La Constitución que él y los suyos proponen representa un severo retroceso y un traje a su medida que retoma al pie de la letra el objetivo que Jaime Guzmán le asignó a la del 80, a fin de que “si llegan a gobernar los adversarios se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría.”
A estas alturas es evidente que los republicanos ejercieron su mayoría y que los partidos de Chile Vamos no fueron capaces de construir un dique que evitara convertir el texto propuesto por el Consejo Constitucional en el programa de gobierno de la extrema derecha. Primaron las amenazas de los republicanos y el interés de corto plazo de cara a las municipales y regionales del 2024. Ni siquiera fueron capaces de respaldar el llamado a enmendar el rumbo “derechito al fracaso” formulado por Evelyn Matthei, su candidata presidencial. Será interesante observar si ella ejerce su liderazgo de acuerdo a las convicciones públicamente expresadas. Si se rinde hipotecará sus posibilidades. Por el contrario, si a imagen de Boric el 2019 resiste la presión de los suyos habrá sumado nuevos puntos.
El texto propuesto por el Consejo combina a la manera de un manual redactado por Steve Bannon los principios del individualismo neoliberal con los más rancios valores conservadores. Así, por ejemplo: impide la construcción de un sistema de seguridad social digno de ese nombre; las emprende en contra de los derechos de las mujeres; fragiliza el Estado de derecho a través de la objeción de conciencia institucional; rompe el principio de igualdad ante la ley al ampliar indebidamente el imperio de la justicia militar; expone el país a una severa crítica internacional por la adopción de normas como la relativa a la inmigración que vulneran la Carta Internacional de los Derechos Humanos y como le expresaron cinco rectoras de universidad se pasan también a llevar, entre otros, los intereses de niños, niñas y adolescentes.
Buscando instrumentalizar el comprensible cansancio ciudadano las derechas harán campaña por el “A favor” invocando la importancia de cerrar el tema, de terminar con la incertidumbre constitucional. Se equivocan. Un texto como el propuesto no tiene la más mínima posibilidad de lograrlo. El libre juego democrático requiere de reglas que permitan la confrontación de opciones. Una Constitución debe habilitar el debate y no impedirlo antes de que comience. Una y otra vez, frente a la necesidad de reformas profundas surgirá la impugnación a una Constitución cuyo objetivo expreso es impedir los cambios.
En el plebiscito del 4S se impuso la promesa de “Una mucho mejor”. Los republicanos no cumplieron con la palabra empeñada. Tenían la solución a la mano. Haber mantenido el espíritu del borrador propuesto por los expertos, es decir una Constitución neutra. Una decisión de este tipo le habría hecho bien a Chile y de paso habría mejorado la imagen de Kast en materia de amplitud y capacidad de gobernar. No pudo con su carácter. Se impuso su fanatismo. Se merece la derrota.
Por Carlos Ominami, economista
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