Columna de Carmen Sotomayor: Brechas en el Simce de Lectura, el principal problema
Hemos recibido los resultados del Simce en lectura y matemáticas para 4° básico y II medio de las pruebas aplicadas en 2022. Había un gran temor respecto de ellos, porque son los primeros que se reportan luego de la pandemia Covid-19 que, como todos saben, ocasionó el cierre de las escuelas y liceos por casi dos años, con una pérdida de clases presenciales de las más significativas del planeta.
Una buena noticia es que el 90,2% de los estudiantes de 4° básico y casi un 86% de II medio participaron en esta evaluación. Ello refleja que los estudiantes en 2022 volvieron a clases, lo que ha sido un desafío que han debido enfrentar los establecimientos y las políticas ministeriales.
Una segunda noticia es que en lectura en 4° básico los niños disminuyeron 4 puntos en promedio respecto de la última medición realizada en 2018, lo cual no representa una diferencia significativa. Sin embargo, la diferencia es significativa en II medio con un descenso de 6 puntos en promedio. Si bien estos resultados son menos dramáticos de lo que se esperaba, sí lo son cuando nos detenemos en las brechas por nivel socioeconómico. Entre los estudiantes de NSE bajo y alto se aprecia una brecha gigantesca de 45 puntos en 4° básico y de 57 puntos en II medio. Este es el problema fundamental que nos muestra con claridad el Simce.
La lectura es una habilidad basal requerida en todas las disciplinas escolares y la calidad de la comprensión lectora de los estudiantes determinará sus desempeños y trayectorias escolares. También la lectura representa una oportunidad de conocer otros mundos y culturas, aprender nuevos conocimientos y disfrutar de una actividad de bajo costo y de fácil práctica.
Es de urgencia, por tanto, ocuparse de resolver estas brechas en comprensión lectora entre estudiantes que provienen de familias de ingresos bajos o medio bajos en la educación básica y muy especialmente en la educación media, que ha tenido menos atención de las políticas educativas en las últimas décadas.
Una alternativa es la que en este momento lleva adelante la Red Por un Chile que Lee, que busca poner en el centro el valor y la importancia de la lectura. Se trata de una iniciativa público-privada que reúne a universidades, profesores de aula, fundaciones, municipios, Servicios Locales de Educación Pública y que cuenta además con el apoyo del Ministerio de Educación. Se trata de un esfuerzo que intenta poner en diálogo el conocimiento práctico con el conocimiento académico, la evidencia de la investigación con la enseñanza y el aprendizaje concreto y cotidiano en la sala de clases y también fuera de ella, por ejemplo, en la familia o en las bibliotecas.
Uno de los propósitos del Simce es informarnos del estado de los aprendizajes de los niños, niñas y jóvenes, con el fin de definir las políticas educativas, pero también para motivar a la sociedad civil a actuar y hacerse parte de estos desafíos. Es posible que estos resultados sean una oportunidad para movernos y unirnos en torno a ciertas metas acotadas y esenciales, como lo es la lectura.
Por Carmen Sotomayor, directora Instituto de Estudios Avanzados en Educación, investigadora CIAE, U. de Chile