Columna de Carolina Leitao: ¡100 pesos!
Cien pesos. Así tal cual. Ese es el aumento que contempla el presupuesto en salud el 2023 para el per cápita en la Atención Primaria de Salud (APS) del país. Ustedes lectores pensarán: qué puede hacerse hoy en día con un aumento de $100; lo mismo nos preguntamos los alcaldes y alcaldesas de Chile que debemos administrar estos recursos en momentos donde las necesidades han aumentado exponencialmente después de la pandemia y la crisis sanitaria que aún atravesamos, y en un contexto económico donde los costos sólo se mantienen al alza.
Partamos por precisar de lo que hablamos: el per cápita es un mecanismo de financiamiento que se paga de acuerdo con la población inscrita en los establecimientos municipales de Atención Primaria de Salud de cada comuna, a partir de un precio estipulado por el Ministerio de Salud en referencia a una canasta de prestaciones, llamada Plan de Salud Familiar (*Definición contenida documento Subsecretaría de Redes Asistenciales).
Para tener una idea, desde 2019 a la fecha, las alzas sucesivas nos han permitido avanzar de un per cápita de $6.000, aproximadamente, a uno de $9.048. Esto refleja que los $100 de aumento de hoy están muy por debajo de las cifras que nos antecedieron.
No es un misterio que el panorama para la salud es complejo y para la atención primaria aún más. Los municipios recién estamos enfrentando la enorme deuda sanitaria que arrastramos a consecuencia del corona virus y a esto, debemos sumar alzas propias del sistema como los gastos anuales que genera la carrera funcionaria. Por otra parte, la salud no es inmune a los efectos de la inflación y el aumento en el costo de la vida. El alza en los precios se ve reflejado también, en los valores de insumos, medicamentos, exámenes, entre muchos otros costos.
Es cierto, en el argumento que se entrega en defensa de los $100, que en el presupuesto del próximo año se han comprometido mayor cantidad de recursos en el área de salud, pero resulta importante distinguir que la inversión que se realice en infraestructura no tiene repercusión alguna en el alza de costos en el gasto corriente que debe solventar la Atención Primaria.
En la práctica, con $100, no habrá ingresos nuevos para la salud primaria en Chile, porque lo que recibamos deberá ir directamente a saldar deudas y pagos administrativos de base. No habrá tampoco, la oportunidad para avanzar en dignificar un sistema que es la puerta de entrada de los chilenos y chilenas a un servicio de salud saturado y colapsado, que, a pesar del enorme compromiso y el desgaste de sus profesionales, no puede cumplir con los estándares que se esperan.
Nuestro piso es llegar a tener un per cápita de $10.200 del que aún estamos lejos. Mantenemos, sin embargo, la esperanza que el parlamento apoye en mejorar la propuesta y que la promesa que hiciera el gobierno de priorizar lo local y de proponer universalizar la Atención Primaria se traduzca en fortalecerla previamente.
Debemos abordar las lecciones evidentes que nos deja la historia y hoy la pandemia: si como país no estamos decididos a invertir en salud no vamos a lograr revertir la inequidad existente en un área que tiene un impacto directo en el desarrollo integral de la población.
Los alcaldes y alcaldesas tenemos claridad que seguiremos persistiendo para que la salud no termine relegada, hoy ni nunca, a una interminable e indigna lista de espera.
Carolina Leitao es presidenta de la Asociación Chilena de Municipalidades (ACHM) y alcaldesa de Peñalolén.
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