Columna de Carolina Sepúlveda y Francisco Pérez: Institucionalidad y Desarrollo, lecciones del Nobel de Economía 2024

Nobel Economía.
Premio Nobel Economía.


Los recientemente galardonados con el premio Nobel de Economía 2024, autores de “Poder y Progreso”, Acemoğlu y Johnson entregan importantes lecciones a países en desarrollo como Chile, relevando la importancia que tienen las instituciones al momento de entregar más y mejores oportunidades a los ciudadanos para generar progreso en los países.

Esto es principalmente importante en países extractivistas y oligárquicos como Chile en que el 33% del ingreso del país se concentra en menos del 1 % más rico (PNUD, 2017).

En este contexto la innovación, se posiciona como una solución clave para los países que buscan transformaciones y desarrollo, y que instale un cambio estructural que permita a todas las personas participar de los beneficios del desarrollo.

Sin embargo, los investigadores describen la evidencia contemporánea e histórica del desarrollo tecnológico, confirmando que “no hay nada automático sobre que las nuevas tecnologías traigan prosperidad generalizada. Que lo hagan o no, es una elección económica, social y política”. Se requieren instituciones robustas que sean capaces de conducir los procesos hacia dichas transformaciones, tal y como hizo Corea, Australia, Singapur, entre varios otros.

Si bien Chile se ubica como la segunda economía latinoamericana en el Índice Global de Innovación 2024, en el ranking global ostenta el lugar 51 (sube un puesto respecto al año anterior), sin presentar mejoras sustantivas y mostrando un evidente estancamiento en los últimos cuatro años.

A nivel de inputs (factores que apoyan la inversión) se ha mantenido estable, pero los outputs (los resultados esperados de esta inversión) se han estancado, ocurriendo en la última evaluación el peor escenario posible, se invierte más de lo que se obtiene.

Es decir, no hemos sido capaces de impactar en los sectores productivos del país, como lo corrobora el índice de complejidad económica que mide el nivel de conocimiento que tienen nuestras exportaciones (bajando 20 puestos en los 20 últimos años), tampoco hemos sido capaces de retener el talento de muchos de nuestros emprendedores que ha debido emigrar para encontrar condiciones propicias para que sus empresas puedan sobrevivir y crecer.

La creación de instituciones que fomenten una mayor participación social y económica sigue siendo clave para que la innovación tenga un impacto más profundo en el desarrollo de Chile. Necesitamos, por tanto, instituciones profesionalizadas, exentas de los cambios políticos cada cuatro años, capaces de desarrollar estrategias de largo plazo en ciertos sectores donde aprovechemos las habilidades y talentos del país, para que como señala Johnson, Chile pase al siguiente nivel.

Por Carolina Sepúlveda, directora de Innovación y Francisco Pérez, el coordinador de proyectos Innovación, UAH

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