Columna de Catherine Reyes-Housholder: El regreso de Trump: ¿una amenaza para la democracia?

Inauguration ceremony for Trump's second presidential term
Donald Trump is sworn in as the 47th President of the United States by Chief Justice John Roberts as Melania Trump holds the Bible during the 60th Presidential Inauguration in the Rotunda of the U.S. Capitol in Washington, U.S., January 20, 2025. Morry Gash/Pool via REUTERS TPX IMAGES OF THE DAY


Con una amplia mayoría de votos del Colegio Electoral, pero con menos del 50% del voto popular, Trump regresa a la Casa Blanca en medio de un clima político altamente polarizado.

Si bien desde la ciencia política se suele interpretar la reelección de Trump en 2024 como una manifestación de descontento con la administración de Biden, esta segunda administración de Trump abre nuevas interrogantes sobre el futuro de la democracia en Estados Unidos y el mundo.

Apenas cuatro años atrás se negó a reconocer los resultados de las elecciones, un hecho que culminó en el ataque al Capitolio el 6 de enero de 2021. Nunca en la historia de Estados Unidos un Presidente había desconocido de manera frontal la voluntad de las urnas. Incluso en su última campaña, Trump seguía negando dichos resultados. Y durante la elección presidencial de 2024 los temores de nuevas acusaciones, en el caso de que se viera en desventaja, revivieron. Sin embargo, como consiguió el triunfo, no hubo acusaciones.

Tras una decisión en el Estado de Nueva York, Trump es el primer Presidente condenado por cargos penales. Y sin impedimentos constitucionales para asumir la Presidencia, logró caracterizar esta condena como una “persecución política”.

Antes de su segunda inauguración, Trump enfrentaba dos juicios liderados por el Departamento de Justicia: uno sobre los eventos de enero de 2021 y otro sobre manejo peligroso de documentos clasificados. Ambos casos terminaron en nada. También fue acusado -junto a 18 personas- por el Estado de Georgia de intentar revertir los resultados de la elección presidencial de 2020. Juicio en el que tampoco se ha avanzado. En suma: al ganar la elección de 2024, Trump logró escapar de la justicia.

El liderazgo de Trump también desafía los límites del poder presidencial. Durante su primer mandato, aún existían voces relativamente influyentes dentro de su propio conglomerado que se le oponían, pero ahora el Partido Republicano parece completamente rendido a sus pies.

Líder sin rivales de los republicanos, Trump dispone de mayorías, aunque débiles, en la Cámara de Diputados y el Senado. El Partido Demócrata eventualmente podría retomar mayorías en el Congreso durante las elecciones de medio término en 2026. Sin embargo, la falta de compromiso del Partido Republicano con las instituciones electorales sigue siendo preocupante para la democracia en Estados Unidos, ya que las élites políticas son quienes deberían salvaguardarla.

Trump tiene una gran mayoría de jueces conservadores en la Corte Suprema, tres de los cuales fueron nombrados por él durante su primer mandato. La decisión de esta misma Corte durante el año pasado de otorgar inmunidad a los presidentes para “actos oficiales” podría facilitar la tarea de Trump de concentrar el poder presidencial. Y un poder con cada vez menos controles y contrapesos puede derivar en grandes abusos de autoridad y en un deterioro de los sistemas democráticos sin precedentes en la actualidad.

Por Catherine Reyes-Housholder, académica Instituto de Ciencia Política UC y Doctora en Gobierno, Cornell University

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