
Columna de César Barros: Los proyectores
Lección para el futuro: mejorar a los encargados de la Dipres y del SII.

La improvisación en cargos de autoridad no es un defecto leve. Ya vimos al Presidente dirigirse a un periodismo expectante por el caso Monsalve (pronto nos olvidamos, lo cual también es poco sano). Luego puso en peligro su posiblemente único legado para la posteridad: la reforma de pensiones (harto alejada de sus ambiciones, por cierto), y que pudo verse frustrada por una rabieta contra las AFP y los negociadores que le concedieron tamaña oportunidad.
Ahora son el Ministerio de Hacienda y la Dipres. Lo que hicieron con los fondos de Corfo no es ilegal. Obviamente que su encargado (Benavente) no iba a estar a gusto; su trabajo es dedicar el capital y las utilidades de Corfo a financiar emprendimientos, innovación, y no a financiar el déficit fiscal. El problema -aparte de distraer fondos destinados a propósitos más nobles- es la pésima planificación presupuestaria de la Dipres. Y más allá de contener el gasto (y la dificultad política y práctica de reducirlo), la equivocación sobre los ingresos del sector público fue grosera. Estimarlos es “la pega” de la Dipres y de su jefa (la mejor que he conocido; Marcel dixit); y de su jefe, tener buenas estimaciones sobre los ingresos del gobierno, que, por cierto, no es un trabajo fácil; es un blanco móvil, porque no se pueden adivinar las utilidades de empresas y personas, tampoco el IVA, o cómo reaccionan personas y empresas para “hacerle el quite” a algo tan molesto como endosarle un cheque a Tesorería usando la plata ganada con honestidad y trabajo. Como decía Yogi Berra (el tan famoso beisbolista norteamericano): “Es difícil hacer predicciones, en particular sobre el futuro”. Bueno, el ministro se fijó una meta que era muy difícil de cumplir. Y en vez de reconocerlo de buenas a primeras, siguió su rumbo contra el iceberg, y cuando vio que no daban las estimaciones de “la mejor jefa de Presupuestos” que había conocido (y hartas ha conocido) y las de su director del SII, procedió a “maquillar” el forado con harta imaginación. Y nadie habría “cachado” si no fuera porque algún intruso se mete a las actas del directorio de Corfo.
Lección para el futuro: mejorar a los encargados de la Dipres y del SII, y, por supuesto, sus estudios de proyecciones de ingresos. Y no hacer trampas, porque al final los pillan y es peor. Hacienda es el ministerio ícono de este país, desde Hernán Buchi hasta la fecha, con algún borrón en Bachelet II, que tuvo que corregir a disgusto. Que se creen dudas respecto a sus cifras y predicciones es un daño a nuestra imagen. El tema no es si fue legal o no “el manotazo”, lo malo es que dejó en claro que la Dipres no cumplió su tarea -a pesar de las numerosas advertencias al respecto- y el ministro no tuvo la valentía de contarnos que su meta de déficit fiscal era inalcanzable. Y que le deja la dura tarea de recaudar más, y recortar o contener gastos, al futuro gobierno, que para peor será de signo contrario.
Y no podría dejar pasar a otro gran improvisador: Javier Milei, que no encontró nada mejor que recomendar la inversión en $Libra, una moneda virtual altamente especulativa, que terminó siendo una estafa fenomenal. Probablemente se trate de alguna hipótesis desconocida de la escuela austriaca, o el consejo de su viceministro de Economía, que nos trató de ignorantes de las finanzas (disculpas recibidas), pero que debió partir por enseñarle a su Presidente que con su cargo no puede ni debe improvisar en temas que desconoce, y que siembran un manto de duda sobre buena parte de su programa.
Por César Barros, economista
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