Columna de César Barros: Plebiscitos, espadas de dos filos

Reunión oficialismo


Los dictadores aman los plebiscitos. La razón es simple: un voto “binario” contiene dos votos en forma simultánea: el del “apoyo”, porque respalda una frase, pero implícitamente rechaza la frase alternativa. Y el del rechazo, por las mismas razones. Son como un espejo. De modo que unen a quienes aprueban (o rechazan) con los que odian el rechazo (o el apruebo). Hitler, Mussolini, Chávez y Maduro (y -como no- Pinochet) amaron los plebiscitos, y no sin éxito.

Ahora, en el próximo que nos toca, los del “En Contra” estarán en el difícil rol de defender la odiada Constitución “de los cuatro generales”, porque de triunfar su opción, ese será el resultado. Y una promesa de reformarla en el Parlamento después, será vana: no tienen -por ahora, y por un largo tiempo- los quórums requeridos para hacerlo. Será tragicómico imaginar a Loncon, Bassa y Atria, en la caseta de votaciones, firmando al mismo tiempo su rechazo a Kast, y simultáneamente apoyando esa Constitución tan combatida, y más encima sabiendo que serán acompañados en su empeño por Marinovic, Rojo Edwards, De la Carrera, Káiser y otros próceres de la ultraderecha. Y, lo peor, sabiendo requetebién que el partido terminó aquí, porque en la pasada elección del 4/9/22 quedaba una bala: todos podían decir que aún quedaba el segundo tiempo, aquí no hay caso: pito y forever.

En el bando del “A Favor”, también hay gente - y no poca a juzgar por conversaciones de chats- que odian votar apoyando a JAK, y a su sacristán -”el profe “Silva - o porque “a contrario sensu” creen que la de Pinochet es inmejorable, y que en este nuevo texto, la izquierda metió su mano “para mal”.

La franja de Apruebo Dignidad será curiosa: ahora (¿seremos Rechazo Dignidad?) votamos por la Constitución de Pinochet. Por mucho que le den vueltas al relato: que la de Kast, que la de la derecha, que rechazamos por el aborto, por la objeción de conciencia, votamos contra las Isapres y contra las AFP, igual, finalmente estarán votando por la de Pinochet, que permitió todo lo que rechazan: el neoliberalismo, el principio subsidiario, y las instituciones que los sustentan. Y que, más encima, si ganan, ahí quedó, ahora democráticamente ungida.

En la franja del “A Favor” podremos ver una y otra vez cómo se burlan y sacan al pizarrón a los actuales partidarios del “En Contra”, que en su pasado reciente condenaron a la Constitución actual con los peores adjetivos, considerándola la raíz de todos nuestros males pasados, presentes y futuros (la Constitución “tramposa” - Atria dixit- hecha entre cuatro paredes por Jaime Guzmán junto con “los expertos” de antaño). Tampoco podrán acudir al argumento del conductor de maquinaria pesada: el miedo a otro estallido que nadie quiere repetir ni alabar.

Y “los corderitos” de JAK también estarán perturbados: si ganan, esta Constitución no será perfectible nunca: el quórum para cambiarla les será inalcanzable, aunque tratarán con leyes interpretativas de hacerlo, incluso con los votos de la izquierda.

Y pensar que con el texto de la Comisión Experta la teníamos asegurada. Nos fue mal en el examen, y eso que nos preguntaron bien fácil.

Pero espero que sea en buena onda: el éxito de los Juegos Panamericanos, y la Teletón, borrarán mucha mala leche presente. Y el drama del Medio Oriente y del duelo Milei-Massa harán de eficientes distractores a los argumentos de nuestra fallida clase política.

Por César Barros, economista

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