Columna de César Barros: ¿Tendremos que votar rechazo de nuevo?

Luis Silva


Va a pasar el 11, y va a llegar el 18 con su alegría habitual. Con sus aguinaldos, fiestas populares y fondas. Ese es el Chile verdadero, y no el de los políticos de derecha y de izquierda, que se sacan los ojos, discutiendo -como los escolásticos- si fue golpe o quiebre democrático, si sus causas no merecen ser analizadas, o que con o sin causas, lo único importante son sus consecuencias.

Pero queda pendiente lo más importante: la construcción de “la casa de todos”. La Comisión Experta hizo un excelente trabajo, dejando muy pocos puntos pendientes. Pero los consejeros se han esmerado en aumentar los desacuerdos, y lo que es peor, han incluido temas que poco tienen que ver con una Constitución, y mucho con hacer una “con su particular sello partidista” (el profe Silva dixit). Y en esto los Republicanos llevan la batuta, arrastrando a un irreconocible Chile Vamos como carro de cola. Olvidados fueron los conceptos de unidad, inclusión y visión común que tanto repitieron sus voceros en la campaña del Rechazo. Para que decir de las palabras de paz y unidad que nos regalaron después del triunfo de esa opción.

Es increíble la propuesta sobre las contribuciones. Economistas de todos los colores han hecho ver su falta de racionalidad, y lo extemporáneo de poner un tema tributario particular en un texto constitucional. Por otra parte, yo soy un amante del rodeo y de las tradiciones huasas, es más, lo practico con pasión, pero ponerlo -junto con la cueca- en el texto constitucional, es un verdadero despropósito. El rodeo no necesita estar en la Constitución; mientras haya huasos, habrá rodeos, mal que les pese a ciertos animalistas mal informados. Lo mismo corre para la cueca; en la Constitución austriaca no figura el vals, ni en la de Argentina el tango. Pero los republicanos solo quieren “sacar roncha”, enturbiando un tema serio y técnico con payasadas.

No vale la pena ver lo que viene del otro lado, que también está lleno de cosas insensatas. Pero que la derecha, por la cual uno ha votado siempre, se vuelva irreflexiva, matonesca y parte de la barra brava de los Republicanos, da vergüenza. Sebastián Piñera actuó muy bien esta vez, racional y democrático. Los partidos de Chile Vamos prefirieron la confrontación, firmando más o menos lo mismo que propuso el Presidente Boric, pero haciendo grupo aparte, con razones que nadie termina de entender. Entre todos van a transformar este Consejo en otro circo, similar al anterior, aunque “con smoking”, pero con la misma óptica: poner su sello y pasar la aplanadora, o llorar desconsolados sus derrotas. Y con curiosidades como la de las contribuciones, el rodeo y la cueca, por nombrar solo las más famosos.

Si la Constitución debe durar al menos 50 años, como dicen, deben pensar que en ese tiempo muchas cosas cambian: la tecnología, los estándares culturales y morales. Son dos generaciones completas. En ese sentido, el uso y mal uso de “líneas rojas” y de “convicciones” es nefasto. Fueron ellas las que nos llevaron al 11/9/73. Nadie tuvo entonces la sensatez de preguntarse si a lo mejor el equivocado era él, o su grupo político. Ahora estamos repitiendo la escena, con otros nombres, otras formalidades, pero con los mismos defectos de antes.

Y seremos muchos los que, ante tanto desatino, tengamos que votar rechazo por tercera vez.

Por César Barros, economista

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