Columna de César Barros: Republicanos: culpables
Me toco escribir mi columna justo el día antes de la elección-plebiscito (porque ya no sabemos si votamos por una nueva Constitución, o plebiscitamos al actual gobierno). Y lo malo es que inevitablemente tendré que tomar partido, aunque la idea inicial fue que estaríamos todos de acuerdo y la votación fuera casi unánime. No fue así, y al menos la casta política no solo no está de acuerdo, sino que además se polarizó como nunca antes lo habíamos presenciado. Y esto a pesar de la unanimidad que entregó el grupo de expertos, y de los límites que se fijaron para fabricarla.
Pero la izquierda quiso poner su sello (no les bastó aquello del Estado Social y Democrático). Había que correr el cerco sí o sí. Pero eran la minoría, y sus alegatos no pasaban de ser eso: alegatos. Porque quien tenía la sartén por el mango fueron los Republicanos con sus 22 representantes y su poder de veto, y se dieron los gustitos. Como dijo Silva (su cabecilla), “había que ponerle un sello Republicano” al texto final. Y por eso se cambió el texto original sobre “el que está por nacer” (redactado por el propio Jaime Guzmán), se metió aquello de la conciencia no solo individual (otra contradicción con Jaime Guzmán, que siempre sostuvo que las responsabilidades eran individuales y nunca colectivas) y como escarapela de honor, las contribuciones, declaradas un exabrupto por todos los expertos de la propia derecha. Bueno, sin esos “gustitos” que han sido la plataforma principal de la izquierda, el “A favor” habría ganado al galope.
Según Republicanos, “ellos cedieron mucho”. Solo nos dejaron esas tres maravillas, pero son ellas las que impedirán un triunfo holgado del “A favor”, o permitirán un triunfo estrecho del “En contra”.
Culpa también de Chile Vamos que, salvo excepciones, sirvió de arroz graneado en las votaciones empujadas por Kast y sus seguidores, solo pensando en las elecciones que vienen, y en la equivocada intuición que Republicanos la llevaba por saecula saeculorum.
Pero, con todo, al final lo de las contribuciones se va a diluir, el aborto en tres causales no estará en peligro, y “la conciencia institucional” estará en estatutos y escrituras legales, que serán finalmente reguladas por las autoridades educacionales y de salud, en los temas más discutibles.
Y quedan los aportes más importantes de los técnicos: un cambio sustantivo al Poder Judicial; reforzamiento del orden y la seguridad, y lo principal, hacer un sistema político gobernable, con menos partidos (según proyecciones, pasaríamos de los 20 actuales a solo 7), un gran avance, aunque lejos aún del ideal de dos o tres, que harían verdaderamente interesante participar en política, y obligarían a que los elegidos lo fueran por grandes mayorías, y no por representaciones minúsculas.
En definitiva, si gana por poco el “En contra” (a pesar de los errores continuos del gobierno) será culpa de Republicanos. Si gana el “A favor” por poco, también será culpa de Republicanos, porque sin sus modificaciones, esta opción habría arrasado a la izquierda como en septiembre del 22.
Me apena que no sea algo muy acordado entre todos. Pero, aun así, vale la pena achicarle la cancha a los mini partidos identitarios, y hacer un mucho mejor Poder Judicial. Promover el orden y la seguridad personal, y “aggiornarse” en temas de cambio climático, nivelaciones de género, tecnología, y medio ambiente.
Por César Barros, economista
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