Columna de César Guala: Refugios para resguardar la biodiversidad frente al cambio climático



Ya nadie -casi nadie- lo pone en duda: el cambio climático está afectando a los ecosistemas, sus procesos biológicos y los servicios que entregan a la población. Se intensifica cada año en todo el mundo, y la urgencia de hacer algo para mitigarlo y adaptarnos a sus efectos es parte importante de las agendas políticas de la mayoría de los países. Y como no, si estamos hablando de cambios que pueden dejarnos sin agua ni plantas ni animales ni hongos; sumidos en la sequía o en grandes inundaciones.

En Chile contamos con una Ley de Cambio Climático desde junio de 2022, y con un Plan de Acción Nacional de Cambio Climático desde 2017 que se subdivide en los ejes de mitigación, para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, y de adaptación para minimizar los efectos negativos del cambio climático. A nivel público y privado se realizan investigaciones que aportan a la toma de mejores decisiones en este ámbito, y que poco a poco van permeando en las políticas públicas y en la ciudadanía. Sin embargo, la emergencia climática requiere de mayores esfuerzos para aumentar la resiliencia en comunidades y ecosistemas; esfuerzos encaminados, por ejemplo, a proteger ─verdaderamente─ aquellas zonas capaces de permanecer estables frente al cambio climático y de servir, por lo tanto, de refugio para la biodiversidad.

Un reciente estudio publicado por el Programa Austral Patagonia de la UACh junto al Dr. Patricio Pliscoff, reveló la existencia de amplias zonas con potencial de ser refugios climáticos para la biodiversidad en la Patagonia chilena, es decir, zonas cuyas características de biodiversidad y geodiversidad permiten aminorar los efectos cada vez mayores del cambio climático, y garantizar la persistencia de especies, comunidades y ecosistemas, tal como lo hicieron los refugios glaciares en su momento. Su identificación y protección, por lo tanto, puede ser clave para la subsistencia de especies en las condiciones actuales y futuras de clima. De hecho, en países como Australia y Estados Unidos la identificación de refugios climáticos es una herramienta usada para determinar aquellas áreas cuya conservación debe priorizarse, y se espera que en Chile ocurra lo mismo.

Si bien el concepto de refugio climático para la biodiversidad en Chile ha sido incorporado en algunos instrumentos de políticas públicas como la Estrategia de Biodiversidad, el Plan Nacional de Adaptación en Biodiversidad y la Estrategia Climática a Largo Plazo del MMA, su valorización y desarrollo como herramienta para planificar la conservación de la biodiversidad es aún muy embrionario. Ante este escenario, es necesario contar con más investigación científica que refuerce el valor biológico de los ecosistemas ante la crisis climática e identifique zonas de refugios climáticos, entendiendo -además- su valor como posible sustento de modos de vida tradicional, creencias y costumbres para las comunidades aledañas o insertas en ellos. Asimismo, es necesario velar por la consideración y adopción de los refugios climáticos como insumo clave dentro de instrumentos de ordenamiento territorial y/o planes de manejos de áreas protegidas.

Si bien desafíos como éstos requieren de la acción mancomunada de un conjunto de actores, el Estado tiene una responsabilidad enorme en la protección efectiva de estas zonas claves para la supervivencia de la biodiversidad, sus procesos ecológicos y servicios ambientales de los cuales depende el bienestar de muchas comunidades.

Profundizar en los refugios climáticos para la biodiversidad como herramienta de conservación, supone disponer de financiamiento público para proyectos de investigación, desarrollo sostenible, turismo y otras actividades que promuevan el cuidado y protección de los refugios climáticos a través de los gobiernos regionales, municipalidades, organizaciones locales, entre otros. Esperamos que instancias como el inminente Servicio de Biodiversidad y el recién anunciando Comité de Capital Natural se alineen con metas como éstas promoviendo la valoración de estos refugios como un activo dentro de la riqueza del país y la conservación que ameritan como tales.

Desde el Programa Austral Patagonia de la UACh seguiremos trabajando en el levantamiento científico y social de información que aporte a la investigación y desarrollo de los refugios climáticos como herramienta para la conservación en Chile, particularmente de la Patagonia chilena.

Por César Guala Catalán, director Programa Austral Patagonia, Universidad Austral de Chile