Columna de Constanza Hube: Enmiendas: la verdadera responsabilidad
Enmiendas irresponsables, conducta inaceptable y un riesgo para el futuro del país, fueron algunos de los epítetos con que reaccionaron los consejeros de izquierda el mismo día de conocerse las enmiendas presentadas por partidos de oposición. Declaraciones que pudieran parecer destempladas o amenazantes, pero que en la práctica constituyen un modus operandi de representantes de una izquierda que no tolera visiones políticas distintas y que ha sido incapaz de sobreponerse -tampoco consta que hayan hecho un esfuerzo- a las derrotas que sufrieron en las urnas, tanto en el plebiscito del 4S, como en la elección de consejeros constitucionales.
Al respecto, dos reflexiones.
Lo primero, es recordar lo básico, y preguntarse ¿para qué fueron electos los consejeros constitucionales? Precisamente para revisar el texto elaborado por los expertos. Constituye una prerrogativa de los consejeros aprobar las normas propuestas por la Comisión Experta, pero también lo es “aprobar con modificaciones” o “incorporar nuevas normas”. Evidentemente, el anteproyecto es un punto de partida y en ningún caso un producto final. Razonable es, por tanto, que los consejeros electos pretendan mejorar la propuesta de los expertos. Es más, es su obligación hacerlo. Pensar lo contrario (siguiendo la lógica de las denuncias de la izquierda) lleva al absurdo de considerar que el Consejo Constitucional no tendría razón de existir, o sería simplemente, una suerte de “órgano validador”.
Lo segundo es pensar sobre el contenido de las enmiendas presentadas por las distintas fuerzas políticas. Hay que tener en cuenta que las constituciones son “hijas de su tiempo”, lo que significa considerar el contexto en la que se elaboran. Hoy, un contexto en el cual el texto rechazado de la Convención, que fue defendido por el oficialismo, pretendía imponer un sistema único de salud y de seguridad social (entre tantos otros delirios ideológicos); en que vivimos una crisis de seguridad sin precedentes y en que las víctimas de terrorismo en la Macrozona Sur se encuentran en estados de excepción permanentes; uno en el cual el gobierno crea comisiones por decreto para probablemente cancelar a quienes tienen visiones diferentes, como la Comisión para la Desinformación, entre tantas otras manifestaciones del contexto. ¿Por qué esto es relevante? Porque los consejeros también tienen la responsabilidad de hacerse cargo dentro de su competencia de esta realidad.
¿Qué proponen las enmiendas supuestamente irresponsables y riesgosas en estos temas? Primero, dejar claro que los trabajadores son dueños de sus ahorros previsionales y que las personas tienen derecho a elegir el régimen de salud al que quieren acogerse, ya sea privado o estatal; que las víctimas de delitos terroristas tengan que ser indemnizadas por el Estado por el daño sufrido a raíz de estos hechos; y que el gobierno de turno no podrá instalar una verdad oficial.
Las enmiendas ingresadas por la gran mayoría del Consejo Constitucional no son una “pasada de máquina”, ni una “irresponsabilidad”, sino que un reflejo de las ideas y propuestas de quienes fueron elegidos por la ciudadanía, hace solo un par de meses, para aquello. Los epítetos de la izquierda son más bien una expresión de su incapacidad de tolerar puntos de vista distintos y el reflejo de la visión totalitaria que esta tiene de la política. La misma intolerancia que vimos en la Convención, en el Gobierno y hoy también, en el Consejo.
Por Constanza Hube, ex convencional constituyente