Columna de Cristian Salas: Falta combatir las causas

FILE PHOTO: COP27 climate summit in Egypt


La COP27 realizada en Egipto quedó al debe. Aunque es un tema relevante, se observó un excesivo foco en la discusión sobre pérdidas y daños. Se registraron pocos avances en reducciones adicionales de emisiones de gases de efecto invernadero. En la misma línea, preocupa la poca visibilidad del proceso de balance global que culmina en 2023.

El avance más relevante de esta COP27 fue el acuerdo para la creación de un fondo que ayude a los países más vulnerables a enfrentar las pérdidas y daños generadas por el cambio climático. Falta discutir los detalles del fondo, como primer paso se generará un grupo de trabajo que propondrá su funcionamiento, lo que será discutido en la COP28. Para mantener las expectativas acotadas, se deben considerar las dificultades de establecer un fondo climático, y sus posibles alcances. La experiencia más cercana es la del Fondo Verde del Clima (FVC), el cual fue acordado en la COP16 de 2010, y aprobó sus primeros proyectos recién en 2015. A la fecha, el FVC ha desembolsado 2.900 millones de dólares en proyectos, constituyéndose en el fondo climático más grande en el mundo. Nada hace pensar que otro fondo climático enfocado en pérdidas y daños alcance las magnitudes requeridas para enfrentar todas las necesidades (incluso sumando transferencias bilaterales y multilaterales). Esto no significa que el acuerdo respecto a un fondo de pérdidas y daños no sea relevante, sin duda es un hito en términos de justicia climática. Sin embargo, se debe recordar que, si no comprometemos e implementamos una trayectoria de disminución importante de emisiones (reducción de 43% en 2030 respecto a 2019, carbono neutralidad al 2050), nos encontraremos en una situación donde ningún fondo de ningún tamaño será suficiente para enfrentar las consecuencias del cambio climático.

Respecto a reducciones adicionales de emisiones, el anuncio de Brasil para disminuir la deforestación en la Amazonia fue lo más relevante. Tampoco se registraron disminuciones efectivas de emisiones, considerando compromisos previos de los países. Esto es especialmente llamativo, dado que nos encontramos en medio de un proceso de balance global, el primero para evaluar el avance respecto al Acuerdo de París. Este balance global concluye en 2023, y debe ser reportado en la COP28. Los análisis previos a la COP27 indicaban que, según los compromisos establecidos en las NDC de los países, estamos llegando a una temperatura de 2,4°C sobre los niveles preindustriales a finales de siglo, lejos del 1,5°C objetivo del Acuerdo de París. Tampoco se observaron avances relevantes en temas como mercados de carbono bajo el Artículo 6 del Acuerdo de París, o preparación de los países para elaborar sus informes bienales de transparencia, que deben comenzar a ser reportados en 2024. En suma, en la COP27 no se aumentó la ambición en términos de disminución de emisiones y no se observa preparación en procesos importantes, que deberían ser el foco de las próximas COP.

Al finalizar la COP27, alcanzar solo una temperatura de 1,5°C mayor a niveles preindustriales se ve más difícil. Hubo mucho énfasis en combatir las consecuencias del cambio climático a través de la discusión de pérdidas y daños, pero poco sobre avances para enfrentar las causas a través de disminución de emisiones.

Por Cristian Salas, director ejecutivo del Centro Cambio Global UC

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