Columna de Cristián Valenzuela: Disfruten lo votado
“Disfruten lo votado” es una frase que se lee mucho en las redes sociales cuando existe controversia respecto de las decisiones que toma el gobierno. Y en materia de inmigración, es una frase que cobra vida al ver el caos migratorio que enfrenta el país.
Las decisiones del gobierno frente a la inmigración irregular no son una sorpresa: como diputado, Boric afirmó que no tenía problemas con los inmigrantes sin papeles y que en vez de expulsiones, prefería las regularizaciones. De hecho, en su programa se comprometió a terminar con las expulsiones, a revisar los decretos que las habilitaban y a permitir el acceso de esas personas a la regularidad. Y ha cumplido.
Entre el año 2022 y 2024, el gobierno ha acogido favorablemente 408.685 solicitudes de residencia definitiva que habilita a que los extranjeros que las obtuvieron puedan permanecer indefinidamente en el país. Adicionalmente, en el mismo período, más de 120 mil extranjeros han entrado ilegalmente a Chile a través de pasos clandestinos según el registro de denuncias y autodenuncias existente. Con estos datos, es posible aventurar que en Chile hay más de 2 millones de extranjeros, convirtiéndonos en uno de los países con mayor proporción de extranjeros en toda América Latina.
¿Y cómo responde el gobierno frente a esta impactante realidad? Con un nuevo proceso de regularización masiva, que ellos denominan “acotado”. Más de 180 mil extranjeros que entraron de manera ilegal a Chile fueron empadronados y ahora serán premiados con un perdonazo masivo que les permitirá quedarse en Chile para siempre.
El subsecretario Cordero, extremadamente hábil en el arte del cantinfleo jurídico, afirma que no es un perdonazo y que es la única forma de proveerle tranquilidad a los chilenos, porque sus “vecinos” serán sometidos a las reglas del sistema institucional chileno. Sí, aunque no lo crea, el funcionario encargado de liderar la estrategia de seguridad nos dice que personas que entraron al país de manera clandestina y violando nuestras fronteras, van a mutar en buenas personas, observantes de la ley y que van a traer paz a sus comunas. Ni Gandhi se atrevió a tanto.
Y agrega Cordero, que no hay evidencia que este proceso de regularización produzca un efecto llamada, sino todo lo contrario. O sea, según Cordero, los cientos de miles de inmigrantes ilegales que están a punto de arrancar de Venezuela, no tienen ningún incentivo para venirse a Chile, a pesar de que nuestras fronteras son un verdadero queso suizo y que tanto este gobierno, como el anterior, lo único que han hecho es regularizar migrantes ilegales. Francamente, esto no solo es una invitación a gritos, lo único que falta es que el gobierno los vaya a buscar.
Lo que Chile necesita es un cambio radical para enfrentar la crisis de inmigración ilegal. Por lo pronto, un cierre de fronteras efectivos con zanjas, muros, minas, dragones y cocodrilos, para evitar que todos los días más de 100 inmigrantes ilegales crucen la frontera en total impunidad. Lo segundo, es que haya un proceso de expulsión masiva, no de regularización, que entregue una señal clara para terminar con la ilegalidad. Aviones, buses, barcos y centros de retención masiva, que frenen el circulo vicioso de la ilegalidad y vuelvan a imponer el orden y el respeto a las normas en nuestro país.
Mientras esto no ocurra, la inmigración ilegal seguirá haciendo estragos en Chile y se cumplirán los deseos originales de quienes gobiernan de darle la bienvenida a todos los migrantes, independientes de su condición de ilegalidad. Mientras tanto, disfruten lo votado.
Por Cristián Valenzuela, abogado