Columna de Cristián Valenzuela: Evadir
“Hoy día, los caminos para poder abordar estas problemáticas son otros”, afirmó el ministro Nicolás Cataldo, consultado por los actos vandálicos protagonizados por estudiantes secundarios en algunas estaciones de Metro. “Hoy día”, en abierto contraste a la posición que muchos defendían en 2019, cuando justificaban las evasiones masivas que fueron la antesala de la destrucción y el salvajismo que imperó en Chile por varios meses. “No estoy justificando la evasión del Metro, pero el contexto es importante para entender el fenómeno” dijo el ministro, agregando que “en 2019 había un escenario y hoy hay otro” remató.
Si bien no hay ningún mensaje o declaración atribuible a Cataldo en esa época, sí podemos inferir, a partir de lo que pensaba su colectivo político en ese entonces y su estrecha relación con la entonces diputada Camila Vallejo, que el ahora ministro perfectamente podía ser uno de los que justificaba los actos de evasión y violencia en el Metro en esos días y que podría haber sido crítico de las actuaciones de la autoridad de entonces para enfrentar estas transgresiones.
El mismo viernes 18 de octubre de 2019, la bancada del Partido Comunista emitió un comunicado donde respaldaba las evasiones masivas, calificándolas como “acciones legítimas de desobediencia civil” y cuestionaba las legítimas acciones de Carabineros para reestablecer el orden público. “Todo acto de desobediencia civil es rechazado por quienes no quieren que las cosas cambien” escribía el Presidente Boric el 17 de octubre y años después la propia ministra Camila Vallejo saldría a defender al director de Metro, Nicolás Levi, por su llamado explícito a evadir el Metro como forma de lucha, afirmando que no condenarían en ningún caso a profesionales que hayan apoyado, en un contexto específico, la “manifestación social”.
De una u otra manera, muchos de los actores políticos de la oposición de ese entonces, varios de los cuales ocupan importantes posiciones de gobierno en la actualidad, legitimaron, activa o pasivamente, los actos vandálicos de estos grupos de estudiantes, que fueron el germen del estallido delictual que ocurriría poco después. Los mismos que posteriormente votarían en contra de las herramientas y normas que permitirían un control más severo de estas transgresiones; los mismos que acusaron constitucionalmente al Presidente, Ministros e Intendentes que sólo cumplían con su deber.
Algunos, como lo hace el ministro Cataldo, nos hablan del contexto. ¿Por qué el contexto del 2019 habilitaba para realizar estos actos violentos o cómo eufemísticamente le han llamado, estos actos de “desobediencia civil”? ¿En qué se diferencia el momento actual con lo que ocurría hace cuatro años?
La economía, según el Índice Mensual de Actividad Comercial, mostraba un país que crecía moderadamente en 2019, con un promedio de 3% en los meses previos. En contraste, solo por un milagro podríamos aspirar a un crecimiento de un -1%. El desempleo, por su parte, marcaba un 7%, un punto y medio menos que en la actualidad, con alrededor de 400 mil personas que hoy están desempleadas o inactivas. Comparativamente, la situación de seguridad pública era mejor que en la actualidad con alrededor de un 50% menos de homicidios y una cantidad de robos similares, pero mucho más violentos y sofisticados que en el momento actual. El clima político y social si bien no era una fantasía, distaba mucho del 70% de rechazo que hoy exhibe el Presidente y de la profunda polarización que existe en nuestra sociedad.
¿Era Chile un oasis el 2019, como afirmó el Presidente Piñera días antes del estallido? Por cierto que no. En Chile existían y subsisten muchas demandas y necesidades insatisfechas que requieren con urgencia atención y solución. ¿Es Chile un oasis ahora el 2023? Tampoco, pero es evidente que tenemos un país más pobre, más dividido y estancado que hace cuatro años atrás. Pero ni antes ni ahora, se justifican las evasiones masivas ni los actos de protesta que implican la destrucción de bienes públicos o privados; el no pagar la tarifa del transporte público; o el interrumpir el tránsito, quemar buses o colegios. La situación de violencia diaria y persistente que se observa en la actualidad es condenable siempre, sea en el 2019 de Piñera como en el 2023 de Boric.
El problema nunca ha sido el contexto, como señala el ministro Cataldo. El problema es que hoy ellos son gobierno y hace cuatro años fueron la peor de las oposiciones. Sería mucho más honesto empezar a reconocer los errores y reflexionar sobre la gravedad de sus dichos – y de sus hechos – para evitar el desgaste político y social que representan estas volteretas mediáticas en la opinión pública.
Los chilenos no son tontos, tienen mucho sentido común y son capaces de comprender que la ambición y la sed de poder del Frente Amplio y del Partido Comunista los llevaron a usar todas las herramientas políticas para conquistarlo, independiente de la licitud o ilicitud de ellas. Por lo mismo, hoy rechazan con fuerza este gobierno, porque cada vez que enfrentan un desafío de orden público, económico o social, responden de una manera diametralmente distinta a como respondieron cuando eran oposición. Sea frente a la evasión, a un embalse o al retiro de pensiones, la ultraizquierda mintió para llegar al poder y hoy que lo tienen, están pagando las consecuencias del engaño que hicieron.
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