Columna de Cristián Valenzuela: Fuera de control

Gabriel Boric


El gobierno y las coaliciones que lo sustentan están fuera de control. Desde hace poco más de una semana, cuando aparentemente la Ministra del Interior y el Presidente de la República fueron informados de la denuncia en contra del exsubsecretario Monsalve, Chile navega a la deriva, sin orientación ni claridad del rumbo que sigue el país.

Primero, el gobierno. Un Presidente y una ministra del Interior que, notificados de una gravísima denuncia en contra de un alto funcionario del gobierno, decidieron darle 36 horas para ordenar sus cosas e informar a su familia. Un privilegio que ninguna otra persona tiene en Chile y que no discutieron con nadie, ni siquiera con los Ministros de su propio comité político. No existe comité de crisis, no existe coordinación y no existe un estándar mínimo para gobernar.

Segundo, las comunicaciones del gobierno. Un Presidente que, desoyendo a sus propios asesores, se posicionó en el centro de la crisis, abriendo interrogantes políticas y judiciales; un conjunto de Ministros que salen a hablar del caso sin una estrategia ni supuestos comunes sobre los cuales responder a la crisis. Se gastan miles de millones de pesos en asesorías, agencias, encuestas y funcionarios. ¿Para qué? ¿Cómo es posible que siga en su puesto el Director de la Secretaria de Comunicaciones del gobierno luego del papelón comunicacional que vimos?

Tercero, las coaliciones de gobierno. Los dirigentes del Frente Amplio y del Socialismo Democrático, luego de salir del estado de shock, han comenzado una disputa gradual y cada vez más intensa, para enrostrarse las culpas unos a otros sobre el origen, manejo y destino de esta crisis, cuestionándose entre ellos y el propio gobierno.

Lo que haga o deje de hacer la izquierda pareciera ser irrelevante, si no fuera porque están a cargo de los destinos de este país.

Chile vive una enorme crisis de inseguridad y un estancamiento económico crónico, que está afectando todos los días a millones de personas que tienen miedo; que sufren la violencia del narcotráfico; que esperan incansablemente una atención de salud; que ven los evidentes déficits en materia educacional; y tantos otros males y pesares.

Y la respuesta a esa crisis es un gobierno descontrolado, incapacitado e incompetente para resolver complejos dilemas. ¿Qué pasaría en el evento de una catástrofe mayor como un terremoto o un gran incendio? ¿Y si algún país vecino se anima a comenzar un conflicto bélico en nuestras fronteras? ¿En manos de quienes estamos los chilenos?

A tres días de las elecciones municipales y de gobiernos regionales, los chilenos deberán definir en cada una de las comunas y regiones, aquellos representantes que regirán los destinos de sus territorios por los próximos cuatro años. Más allá del desencanto y la distancia con la política y las elecciones, es un buen momento para reflexionar si las decisiones que hemos tomado en el pasado fueron las más correctas, habida cuenta de los escándalos políticos, sexuales y de corrupción que hemos visto en los últimos meses.

Si los ciudadanos prefieren un gobierno sin control, sin rumbo y sin capacidad para enfrentar las graves crisis que vive el país, ya saben por quién votar. Si los ciudadanos quieren un cambio y explorar alternativas verdaderas que puedan cambiar las cosas, esta es una oportunidad imperdible para cambiar su preferencia.

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