Columna de Cristián Valenzuela: Mi primer homicidio
Pero la primera chamba de una periodista, por muy insensible y ridiculizable que sea, no se compara con la primera chamba de un gobierno inexperto, incapaz e inepto para resolver los problemas graves de millones de chilenos que se multiplican día a día.
La noticia del inicio del 2024 no fue el nacimiento de Samuel a las 00:03 horas del primero de enero en el Hospital San José, ni si fue Viña del Mar o Valparaíso el que tuvo el show más largo de fuegos artificiales. No, la noticia con la que comenzó el año 2024 – y también con la que lamentablemente terminó el 2023 – fue la grave crisis de inseguridad que vive el país. Así lo reflejó una lamentable broma de una periodista que, con un sarcasmo fallido, tituló como su primer homicidio una pauta sobre un asesinato que le tocó cubrir el sábado.
Seis, siete, ocho o más, nadie tiene mucha claridad respecto del número de homicidios que han ocurrido en las últimas 72 horas en Chile, porque las cifras de Carabineros, el Ministerio Público y el propio gobierno no dan claridad. Tampoco sabemos si lo que ocurrió en Angol, en la madrugada del 31 de diciembre fue un doble homicidio con un incendio, o si fue un accidente. A ellos se suman balaceras varias, peleas de extranjeros en la playa, portonazos, abordazos y violaciones que se suceden cada día de manera descontrolado.
El gobierno trata, por todos los medios, de bajarle el perfil a esta crisis. Por un lado, vocifera que es el gobierno que más proyectos de seguridad ha aprobado, como si fueran las leyes las encargadas de resolver todos los problemas de seguridad y que al Ejecutivo no le corresponde otra cosa que legislar sobre la materia. En la misma línea, argumentan que son sensaciones o percepciones de temor, muy lejanas al sentimiento de terror real y práctico que experimentan millones de chilenos todos los días.
Pero por otra parte, el gobierno es un promotor activo de señales que aumentan la sensación de impunidad y abandono frente al crimen. Fue hace poco más de un año que el Presidente Boric decidió indultar a un grupo de delincuentes y terroristas, pese a las recomendaciones de Gendarmería. No contentos con ello, decidieron premiar a varios otros con una pensión de gracia, para financiar vitaliciamente su carrera criminal. Y para rematarla, en cada discusión de proyectos de seguridad, la división en las filas del propio oficialismo evidencia sus diferencias ideológicas con un clamor de los chilenos por más seguridad, más control y más penas para las delincuentes.
Quizás el símbolo de la incapacidad del gobierno para enfrentar la delincuencia es la declaración de Daniel Andrade, formalizado por graves casos de corrupción, que se autopercibe como un preso político, supuestamente encarcelado por el propio gobierno que lo había contratado y cuyo expartido es un eje estructural y fundacional. No, el señor Andrade no es un preso político, es un político preso por graves cargos de corrupción, logrados a través de un mecanismo de saqueo institucional ideado e implementado en el gobierno del Frente Amplio y cuyos detalles y alcances estamos lejos de conocer en su totalidad.
El fail de la periodista calza perfecto con la descripción del famoso trend de TikTok donde los usuarios difunden los errores que cometen principiantes en sus primeros trabajos. Pero la primera chamba de una periodista, por muy insensible y ridiculizable que sea, no se compara con la primera chamba de un gobierno inexperto, incapaz e inepto para resolver los problemas graves de millones de chilenos que se multiplican día a día. Es evidente que el Presidente y varios de sus ministros no estaban preparados para gobernar, pero se espera que a estas alturas, luego de dos años de chambonadas, aprendieran como corregir los graves errores que cometen y las omisiones profundas de una gestión deficiente. La seguridad de los chilenos no puede seguir esperando.