Columna de Cristián Valenzuela: Renunció, lo hizo por Boric
La aparición del T-34, en el verano de 1941, causó mucho impacto en los soldados alemanes que se habían preparado para enfrentar a un enemigo supuestamente inferior. Gracias a su movilidad, orugas anchas, buena suspensión y gran motor, el tanque tenía un gran rendimiento en terrenos difíciles y tenía ventaja por sobre otros carros de combate. Sin embargo, las anticuadas y pobres tácticas del Ejército Rojo, la escasa experiencia de los soldados, la falta de liderazgo y el deficiente entrenamiento de la tripulación, terminaron con la destrucción de la mayoría de estas unidades en un comienzo.
El domingo recién pasado – en un “ratito” de calma – el Presidente Boric se conectaba en vivo a través de su cuenta de Instagram para leer cartas de niños y contarnos que estaba armando un T-34 en miniatura, el famoso tanque soviético, preparándose, quizás, para enfrentar las complejidades del presente o los enormes desafíos que tiene hacia el futuro.
Pero calma es lo que menos tiene este gobierno. El Presidente está nervioso, molesto e incómodo. Algunos comentan que le sudan las manos después de los discursos; otros lo vemos visiblemente alterado al hablar de los sinvergüenzas de su gobierno que están usando la plata de los más pobres; o también exultante, cuando fuera de todo protocolo, salta las vallas que lo aíslan del Chile real y se lanza, megáfono en mano, a hacer una arenga populista y demagógica frente a una supuesta protesta social, que luego se confirmaría que no era espontánea, sino organizada por un asesor del Ministerio de Vivienda.
Calma es lo que no tiene el Presidente, precisamente lo opuesto a lo que se requiere en los momentos de crisis profunda que vive nuestro país.
Hoy el responsable de la inestabilidad tiene nombre y apellido: Kenneth Giorgio Jackson Drago. Según las encuestas, es el rostro de la corrupción en Chile y un lastre para la gestión de un gobierno que hace agua por todos lados y que, si no hace agua, no hace nada, porque está paralizado e inmovilizado por la corrupción, la mala gestión y la falta de dirección estratégica.
“El Giorgio es mi partner. En las buenas y en las malas”, escribía el entonces Diputado Gabriel Boric, emocionado por el avance del proyecto para reducir el sueldo de los parlamentarios en 2018. Una frase que devela el lazo profundo que une al Presidente con su Ministro; entre el líder de la coalición política más exitosa de la historia reciente y el principal ideólogo. El Frente Amplio se fundó el 21 de enero de 2017 y en menos de cinco años alcanzó su máximo logro político: llegar al gobierno y situar en La Moneda a Gabriel Boric como el Presidente más joven y votado de la historia. Y en ese resultado, gran parte del mérito también es del ministro Jackson, que logró con astucia, frialdad y habilidad política, contribuir decisivamente a alcanzar ese logro excepcional.
Pero hoy Giorgio Jackson, lejos de ser uno de los puntales de un proyecto exitoso, se convirtió en el sepulturero de una coalición fracasada. Justa o injustamente, la mayor parte del arco político, y la ciudadanía, coincidieron en asignarle la responsabilidad política de este declive y vieron, en su salida, la única alternativa del Frente Amplio y del gobierno para salir de este callejón oscuro en el que se encuentra.
“Si es que en algún momento él u otras personas lo persuaden en que yo puedo estar siendo un obstáculo, por supuesto que él va a tener toda la confianza para decírmelo si es que es necesario”, afirmó Jackson luego de sortear la primera acusación constitucional, pero al parecer el Presidente Boric no quiso o no pudo darse cuenta de una solución que parecía tan obvia.
Dejar en manos del Presidente la decisión, no pareció suficiente. Porque mientras el Presidente se dedicaba a armar tanques en miniatura, los chilenos profundizaban su distancia con el gobierno y evidencian la ausencia de liderazgo, experiencia y entrenamiento de quienes hoy lideran el país para enfrentar la profunda crisis que nos envuelve. Por lo mismo fue, finalmente, el propio Ministro Jackson el que dio un paso al costado y asumió que, independiente de su rol en la llegada del Frente Amplio al poder, era un obstáculo gigantesco para la continuidad y supervivencia del proyecto que ayudo a fundar.
Renunció el ministro. No sé si lo hizo por Chile, pero al menos, lo hizo por Boric.