Columna de Cristián Valenzuela: Un Presidente mudo
Desde hace más de 100 días que el Presidente Boric no contesta preguntas a los medios de comunicación en una conferencia de prensa y más de 200 días, desde que no da una entrevista en un medio nacional.
El 3 de mayo del año pasado, en el marco de la conmemoración del día de la libertad de prensa, el Presidente Boric realizó una conferencia masiva con más de 1.000 radioemisoras agrupadas por la ARCHI, donde precisamente habló sobre el rol de los medios, la importancia de la libertad de prensa y la misión que cumple a la hora de “incomodar” al poder.
“No soy de las personas que se amurra y deja de hablar” contestó el Presidente irritado cuando fue cuestionado, en ese entonces, por ciertos silencios que se observaban en el curso de su gestión. Agregó que “de manera periódica respondo preguntas y me someto a estas entrevistas sin pauta” y puntualizó que creía que era “bienvenido que la prensa incomode al poder y eso tiene que seguir siendo así”. Transparencia y compromiso total con la libertad de prensa.
La realidad deja en evidencia que el Presidente si está amurrado y que tomó la decisión de no dejar que la prensa incomode al poder. Después de esas declaraciones, el Presidente Boric solo profundizó su distancia con la prensa y, salvo un par de entrevistas y la inédita conferencia de prensa de 53 minutos que dio en el marco del caso Monsalve, simplemente renunció a las preguntas y a someterse al escrutinio de la prensa.
Sus partidarios lo defienden, afirmando que el Presidente habla a través de sus ministros y que en sus pautas oficiales no está mudo, sino que siempre se refiere a los temas que ocurren en el país. Pero es muy distinto someterse a los cuestionamientos legítimos de periodistas en una entrevista o pauta de prensa, que “armar” discursos y buscar “pautear” a los medios mediante cuñas elaboradas y reflexiones dirigidas.
Evidentemente, el Presidente de la República tiene cosas mucho más importantes que estar todos los días contestando preguntas de la prensa o dando entrevistas a los medios de comunicación. Por lo pronto, en su tiempo limitado debe priorizar el desafiante vuelo en parapente en el sector de Las Vizcachas; enfrentar el complejo desafío de recorrer durante cinco días el peligroso trekking de los Dientes de Navarino en Magallanes; y combatir al tren de Aragua, resolver las listas de espera en salud y levantar una economía que está en el suelo. No es fácil ser Presidente.
Pero ¿cómo no va a haber un minuto para someterse al escrutinio de la prensa?, ¿será molestia, amurramiento o falta de coraje para enfrentar preguntas que quizás no quiere o no puede contestar? Seguramente es más fácil transmitir mensajes unidireccionales desde el púlpito de una pauta protegida o hacerse el cabrón desde su escritorio en La Moneda, posteando mensajes en X con ataques infundados y explícitos a los partidos de oposición.
Pero la ciudadanía espera, ni más ni menos, que el Presidente esté a la altura de sus propias declaraciones en el pasado y cumpla con un compromiso mínimo con la transparencia y el debido accountability que la prensa puede hacer con el trabajo de un gobierno. Los chilenos no elegimos (porque quienes no votamos por él también lo elegimos) un Presidente mudo, sino que aspiramos a que nuestros gobernantes se armen de coraje, superen sus berrinches y den la cara para hacerse cargo de lo bueno, lo malo y lo feo de sus gestiones. No es mucho pedir.
Por Cristián Valenzuela, abogado
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