Columna de Cristóbal Osorio: Bachelet-Matthei, un retrato en sepia del Chile de hoy
![Matthei y Bachelet](https://www.latercera.com/resizer/v2/DD2HDOIQMVE5JECSPUW2SA7XVY.jpg?quality=80&smart=true&auth=fcbeef2cefe852ebdb9c11bbf55201f4dd7d9eb4be2f6c252faaaea074af3aae&width=690&height=502)
Febrero, como solía ser habitual, se convirtió en un gran momento de receso, en el que los adversarios se tomaban una pausa y en vez de pelear por los diarios y en las tribunas, compartían en sus casas del litoral central o de los lagos del sur.
Desde el estallido social y la pandemia, eso dejó de ser así, pues las crisis constantes impedían estos descansos programados y republicanos. Pero parece que las sanas costumbres de antaño comienzan a volver.
Michelle Bachelet -de 73 años- anunció que decidirá su opción presidencial en marzo e insinuó que Lula da Silva -compañero de mil batallas- le sugirió repostularse a un tercer mandato, como el mismo presidente brasileño, a sus venerables 79 años, hizo.
Del otro lado, Evelyn Matthei -otra hija de general de Aviación, la rama más novel de las Fuerzas Armadas- parece consolidar su posición como la gran favorita para ganar estas presidenciales.
De tal modo, Matthei -quien fuera parte de la ‘Patrulla Juvenil’ de los lejanos 90- pretende reeditar a sus 71 años una vieja batalla electoral con Bachelet de hace más de una década; la elección presidencial de 2013, en la que la suerte parecía correr en sentido contrario respecto de los favoritismos de esta época.
En el plano de las ideas, pese al agua pasada bajo el puente, la disputa ideológica y política no parece que vaya a ser muy diferente. Bachelet ofrecerá reformas que no desarmen el tinglado de las cosas y Matthei afirmará que esas reformas hacen daño al crecimiento y a la seguridad del país.
Ambas irán a los matinales por las mañanas y a los programas nocturnos de discusión por las noches, y entre medio, buscarán buenas fotos en actividades de encuentro con la ciudadanía, al calor de lo que en esa semana estén discutiendo sus colegas parlamentarios o los ministros de Estado.
Al igual que en 2013, Bachelet y Matthei tendrán que lidiar con las molestas redes sociales, pero a diferencia de esa campaña, no tendrán a la camada de dirigentes estudiantiles atosigandolas por los equivalentes de Twitter y Facebook de entonces.
Ahora son X, Instagram y Tik Tok, pero da igual, porque el problema no es que ambas mujeres les apanique la tecnología -todo lo contrario, se sirven de ella como cualquier mozalbete- sino que sus jóvenes y ácidos detractores de su generación ya no son jóvenes ni son detractores.
Muchos de ellos apoyarán felices en sus aventuras a las generaciones más experimentadas, confiando, esta vez, sumar la experiencia suficiente como para madurar sus carreras políticas. Ya lo dice el viejo y conocido refrán, “más sabe el diablo por viejo que por diablo”.
Y así, a la espera de un veredicto popular, vox populi, vox dei, en el que millones de anónimos se inclinarán mansamente por una u otra hija de general, en un esquema de voto obligatorio que hará inexcusable la marginación de los nuevos jóvenes en esta unción, a quienes el deber y la República los llama.
Por Cristóbal Osorio, profesor de Derecho constitucional, Universidad de Chile.
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