Columna de Cristóbal Osorio: Crisis de las cuentas eléctricas: la eterna bicicleta



Después de tres procesos político-legislativos entre 2019 y 2024, denominados Leyes PEC (Precio Estabilizado a Cliente), el problema de las alzas de las cuentas de luz sigue en el mismo lugar donde empezó; desestabilizando el bolsillo de los clientes. Esto es, montando a la ciudadanía en una bicicleta financiera, a la espera que -de una vez por todas- bajen los costos de las cuentas, conforme a las promesas del Ejecutivo y Legislativo, que datan desde 2019.

El problema es que la historia es siempre la misma; los cálculos de los expertos son impajaritablemente alegres, como consta en la historia de la Ley PEC 1, donde se pronosticó que las cuentas empezarían a bajar en 2024, por los precios del dólar y la entrada en régimen de las energías renovables. Y el problema es grave, porque la historia se repitió tres veces, siendo posible -además- que suceda una cuarta vez, si es que la presión sobre el ministro de Hacienda surte efecto para evitar brutales alzas y postergar el problema para cuando llegue el “reino utópico de la energía barata”.

Así, pareciera que los expertos -legislativos y gubernamentales- se basan en un mundo de certidumbres, ancladas en ambiciosos planes de conversión de la matriz eléctrica. Algo que -me temo- no contempla lo que está pasando en el mundo real, en guerra (Rusia-Ucrania) y en pleno reordenamiento de poderes (BRICS vs. G7), lo que ha disparado los precios de la energía, dada la situación en que quedan los irremplazables hidrocarburos y donde el dólar va al alza, pudiendo entrar en crisis al usarse como represalia geopolítica, generando perturbadores desacoples de la divisa en el comercio mundial. Una realidad que lleva ya más de dos años, lo que hace inexcusables los errores de análisis.

Se le atribuye a Albert Einstein la frase “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”. En este caso, el tipo de locura es la del sesgo político contemporáneo por el presente en desmedro del futuro, el cual identificó Norbert Lechter. “La tarea fundamental de la política ya no es la conducción, sino la regulación de los procesos sociales […] la política, en lugar de una construcción deliberada del futuro, es concebida como manejo de la contingencia”, escribe este politólogo de cabecera del progresismo.

De este modo, lo coyuntural, lo urgente, lo excepcional, genera políticas de administración de la contingencia, como lo fue -en un principio- congelar las tarifas eléctricas por parte del gobierno del Presidente Piñera, apanicado por un estallido social cuya chispa fue el alza de 30 pesos del metro, lo que constituye el pecado original del problema. Pero, sin reformar el sector y ofrecer las consabidas garantías a la inversión, que es el dilema del actual gobierno.

Así, lo estratégico, lo importante y lo consistente, no entran en los engranajes de conducción política que lleva a “construir” futuro, y nadie aborda las “leyes largas”, destinadas a marcar las reglas del juego destinadas a dar certezas a ciudadanos y sectores regulados.

Por Cristóbal Osorio, abogado

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