Columna de Cristóbal Osorio: Los cómo de Tohá

Carolina Tohá


Era previsible; Michelle Bachelet no se veía dispuesta a competir como anunció Sebastián Dávalos, y la segunda carta en el mazo de la centroizquierda –no del FA ni del PC- era Carolina Tohá.

También los tiempos transcurrieron impasibles, y llegó marzo, un mes de definiciones, pues cualquier premura veraniega o retardo otoñal puede dejar off side a algún pretendiente de La Moneda.

Y Tohá se preparó bien para este aquí y ahora. En el anuncio de su candidatura pronunció los ejes de su apuesta. Destacó su experiencia, donde circunscribió sus “derrotas” y “tropiezos”, y destacó tácitamente su paso como jefa de gabinete del actual gobierno. Presentó un proyecto “nacional, de progreso, cohesión y seguridad”, para lograr avances económicos y sociales, con el que apuesta a crear unidad para volver a creer en Chile y dialogar. También delineó su oferta de autoridad; “serena, pero firme”.

Es decir, enumeró muy bien los “qué” de su candidatura, lo que habla de un buen diagnóstico. Pero corre el riesgo de ser un discurso naif si es que pronto no muestra los “cómo” va a resolver el difícil rompecabezas que entraña su apuesta.

“Un proyecto nacional” no puede ser meramente enunciado. Requiere de símbolos de unidad y una visión de futuro compartida por las grandes mayorías ¿Cómo hacerlo en un país crispado por la polarización? Al menos desde 2014, con Bachelet II, se rompió el gran acuerdo de las elites por la creciente presión por cambios sociales, lo que ha llevado a visiones contrapuestas, antagónicas y partisanas de lo que se debe hacer en Chile, con sendos empates a -1 en cuanto a propuestas constitucionales.

Eso lleva a:

¿Cómo lograr progreso, cuando ni siquiera el país entiende ese concepto de igual manera, pues para unos este es fundamentalmente crecimiento, mientras que para otros es igualdad y sostenibilidad?

¿Cómo lograr cohesión, incluso en su sector, cuyas diferencias sólo se han postergado en aras de hacer mínimamente gobernable su gobierno? Algo que se preludia en el día mismo de su anuncio, cuando los partidos de su coalición salieron más bien a desafiarla que a saludar sus ideas.

¿Cómo lograr seguridad si ha sido el principal déficit del sector y no es una bandera verosímil de la izquierda?

Esto lleva tal vez al “cómo” más difícil: ¿Cómo encarnar una autoridad “serena, pero firme” en una “cultura de la desconfianza”?

Tiene experiencia, sin duda; fue presidenta del PPD (el mismo que a juicio del FA y PC, era un impedimento para el pacto de primarias de 2021); fue alcaldesa de Santiago, pero su derrota en la reelección fue calificada por Bachelet “como un llamado de atención […] que tiene fundamento”. Es valiente y estudiosa, nadie lo duda; fue vocera del Apruebo y logró cuadrar, dentro de lo posible, un proyecto que carecía de consistencia y realidad.

Pero eso deja cicatrices, y si el país cree que Tohá puede encarnar la autoridad es algo que está por examinarse a la brevedad; a fines de abril, fecha máxima para inscribir candidatos a primarias.

Algo que lleva al último “cómo”, que es ¿cómo evitar el síndrome de Paula Narváez, quien se candidateó también condicionada por Bachelet, pero sin lograr nunca despegar en las encuestas?

Por Cristóbal Osorio, profesor de Derecho Constitucional, Universidad de Chile

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