Columna de Cristóbal Osorio: Municipales 2024, ¿un nuevo normal?
Estas elecciones, por efecto del voto obligatorio, sí marcarán un ‘nuevo normal’ o línea de base para las elecciones futuras, por lo que viviremos en tiempo real el quién es quién de la política chilena a nivel de partidos y bloques.
Después de un mega ciclo electoral en el que Chile vivió cinco elecciones extraordinarias (tres plebiscitos y dos elecciones de representantes para la elaboración de proyectos constitucionales), el país comienza a retomar su ritmo electoral habitual.
Es así como la elección de alcaldes marcará el peso territorial de los partidos y los bloques, en la cual la derecha espera retomar varias comunas grandes que perdió hace cuatro años, en fragor del primer proceso constitucional que le fue inicialmente adverso, y la izquierda apostará a retener la mayor cantidad de grandes plazas, como Santiago, Valdivia o Ñuñoa.
Asimismo, la elección de concejales marcará el peso matemático de cada partido en cada territorio, y por lo tanto la distribución de fichas en los procesos negociadores futuros.
Sin embargo, estas elecciones son inéditas en un importante sentido, pues el peso de voto obligatorio, los cambios demográficos del país -incluído el fenómeno migratorio- y la crisis política son demasiados elementos de incertidumbre.
En cuanto al voto obligatorio, solo tenemos tres elecciones: la de los plebiscitos de salida de 2022 y 2023, y la de representantes al Consejo de 2023, las cuales no permiten observar mayor capilaridad de la representación política en el territorio, pues en el caso de los plebiscitos las opciones eran binarias (Apruebo - Rechazo / A favor - En contra), y la de consejeros se realizó bajo las reglas del Senado, es decir de grandes circunscripciones, la cual estuvo mediada en gran medida por el resultado del plebiscito de 2022, en la que el Rechazo barrió con el 61,9% de las preferencias.
Lo que sí sabemos es que en estas tres elecciones votó en torno a 13 millones de personas, casi 2,5 millones más que en el plebiscito de entrada de 2021, cuando votaron 7,6 millones de electores.
¿Cómo se comportará el nuevo padrón electoral?
Pese a las encuestas y a los datos pormenorizados que ofrece el SERVEL por cada mesa, local de votación, comuna, distrito y región, considero que es aventurada cualquier proyección, dado lo extraordinario de los procesos anteriores, lo revuelta que está la política local y el nada despreciable peso del voto migrante, en especial el de la comunidad venezolana.
Así, apuestas tales como que se hunda la UDI en manos de Republicanos, o que la derecha retome el control de grandes comunas, son, a mi juicio, una moneda al aire.
Pero estas elecciones sí marcarán un ‘nuevo normal’ o línea de base para las elecciones futuras, por lo que viviremos en tiempo real el quién es quién de la política chilena a nivel de partidos y bloques. Aún así, este ‘nuevo normal’ no marcará el juego de los nuevos grandes liderazgos. Esto, pues los grandes alcaldes han quedado fuera de las posiciones más encumbradas (al menos de momento, y atentos a Tomás Vodanovic en Maipú) y los gobernadores -en especial en las grandes regiones- no lograron gestiones como para catapultarse a nivel nacional, como es el caso de Claudio Orrego (RM) o Rodrigo Mundaca (Valparaíso).
Algo sintomático de la crisis política, porque -considerando que el Congreso tampoco es un efluvio de líderes- así se reducen las fuentes de liderazgo a los viejos conocidos de siempre, lo que no es muy normal que digamos.
Por Cristóbal Osorio, profesor de Derecho Constitucional, U. De Chile.
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