Columna de Cristóbal Osorio: Tendencias políticas para el 2025
Ad portas de entrar en un año en el que se elegirá un nuevo Presidente o Presidenta y se renovará la Cámara y la mitad del Senado, con lo que se resetea el ciclo de los tiempos políticos chilenos de cuatro años, es posible proyectar algunas tendencias que marcarán el 2025.
1. Las pensiones entran en agenda. Después de un largo silencio, al fin Evelyn Matthei se refirió a la reforma de las pensiones que se discute en el Congreso.
Es cierto que la abanderada de la derecha tradicional envió la pelota al córner, pues advirtió que la reforma -en caso de no hacerse bien- podría tener consecuencias negativas no buscadas, pero no pudo posponer más entrar a este debate en el que el oficialismo busca sacarla a pizarra.
Con todo, el gobierno sigue combatiendo en la retaguardia. Después de plantar su trinchera donde mismo la dibujó Sebastián Piñera, con un 3% de cotización individual y 3% solidaria, la derecha busca reducir aún más el factor de reparto. Así, probablemente, la oposición saldrá airosa, dado que Gabriel Boric está presionado a sacar este proyecto en 2025, pues, de lo contrario, no habrá tenido una gran reforma.
2. Las reformas al sistema político van al congelador. Los políticos no están de acuerdo, ni siquiera, en los diagnósticos, y mucho menos en sus reformas en esta materia. Es así que han estado debatiendo desde la calculadora personal -donde para muchos es valioso sostener posturas de eterna oposición- y partidista, sin una visión de conjunto ni de futuro.
Discutir esto por parte de incumbentes que van a la reelección es algo altamente inconveniente, pues sus respuestas estarán necesariamente mediadas por sus intereses inmediatos: las parlamentarias de 2025.
3. El oficialismo buscará instalar el aborto en la campaña. Tal vez habiendo observado la elección estadounidense, donde prácticamente el único tema en que Kamala Harris sacó ventaja sobre Donald Trump fue en la interrupción del embarazo, el progresismo buscará discutir el aborto más allá de las tres causales.
Si bien el tema divide a la sociedad, se trata de una discusión que une al oficialismo y provoca adhesión por una parte importante de su electorado, en especial jóvenes y mujeres. Algo que es relevante en un escenario de desafección, y sin mayores costos en la interna, con la DC disminuida y como satélite de los pactos electorales que vengan.
4. ¿Fin de las primarias? Se pensaron como un mecanismo eficiente para dirimir diferencias. Sin embargo, no fueron determinantes (en 2013 ganó Pablo Longueira, pero la candidata fue Matthei) o cayeron en desuso (la Nueva Mayoría prescindió de ellas en 2017 y la DC compitió por separado con Carolina Goic contra Alejandro Guillier) o no eligieron candidatos competitivos (en 2021 ganó Sebastián Sichel, pero no logró pasar a segunda vuelta).
En el actual escenario, para muchos una primaria de la derecha tradicional solo debilitaría a Matthei, por lo que no es descabellado pensar que la aclamen. Más todavía si es que la derecha extrema está en su propio dilema entre José Antonio Kast y Johannes Kaiser, siendo casi un hecho de que al menos uno irá directamente a primera vuelta.
En el oficialismo, una primaria podría servir para establecer jerarquías y dejar heridas (como pasó entre Boric, Daniel Jadue y Álvaro Elizalde en 2021), más que para buscar al candidato o la candidata más competitiva, que apoye además la elección parlamentaria. La cual -si se pierde- podría dejar al sector sin ningún resorte de poder, salvo tal vez el Tribunal Constitucional.
Por Cristóbal Osorio, profesor de Derecho Constitucional Universidad de Chile
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