Columna de Daniel Grimaldi: Emprendedores de las cloacas del poder
La corrupción en Chile, como en muchos otros países, no es un fenómeno nuevo. Desde el gobierno de Eduardo Frei en adelante todos los presidentes, incluido Gabriel Boric, han tenido que enfrentar casos de corrupción que develan nuestras debilidades como sociedad y nuestro sistema político. Los casos más connotados han tenido que ver con administración corrupta de empresas públicas y transgresión del sistema regulatorio de empresas privadas; financiamiento ilegal de la política, cohecho, malversación de fondos públicos, tráfico de influencias y conflictos de interés. Cada vez que han aparecido estos casos las élites gobernantes han tomado iniciativas de reformas para prevenir que ocurran de nuevo, al menos de la misma forma. Esta ha sido la “vía chilena” de las políticas anticorrupción que no termina por darnos una institucionalidad sólida en la materia.
En esta historia hoy emerge algo relativamente nuevo en comparación con los anteriores casos de corrupción. El caso “Audios” de Luis Hermosilla devela una compleja red que involucra políticos, empresarios, jueces y hasta quién sabe quién más, cuando se comiencen a conocer los detalles de los mensajes del teléfono del personaje. En este contexto, dos temas han salido a la palestra para discusión de reformas: el sistema de nombramiento de los jueces y la fiscalización más severa sobre instituciones vinculadas al sistema económico como el Servicio de Impuestos Internos. De estos dos temas, solo lo relativo al SII pertenece estrictamente al caso, pero la arista relacionada con el Poder Judicial, la Fiscalía y la PDI que arrastró a prisión preventiva al director de esa institución meses atrás, emerge con perspectivas insospechadas por la manera en que el acusado amasó una red de influencia y poder. Esta parece ser la madre del cordero y de develarse más relaciones ilícitas mediadas por Hermosilla, el caso puede terminar siendo el soplido que tiró el castillo de naipes.
Personajes del tipo Hermosilla abundan en política y en los negocios, y países con élites cerradas y relativamente reducidas como en Chile, son un mercado ideal para estos “peces gordos” que buscan ganarse la vida resolviendo conflictos con una red amplia de contactos y favores tan transversales que aseguren la posición central donde todos convergen cuando tienen algún problema serio. ¿Cómo ponerle atajo a estos “emprendedores” de las cloacas del poder? Se anuncian épocas de reformas en estas materias, como antes, pero ahora deberán concentrarse en la inteligencia financiera, un mejor sistema de selección de jueces, pero además, y lo más complicado de todo, en que los políticos dejen de recurrir a estos personajes para sacarlos del barro.
No hay que engañarse, donde hay poder y dinero siempre habrá corrupción, la pregunta clave es qué herramientas tenemos para combatirla. En este sentido, lo primero es que estos casos se conozcan, lo peor es que permanezcan como un secreto a voces, es la buena noticia de toda esta triste historia.
Por Daniel Grimaldi, director ejecutivo de Fundación Chile21
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