Columna de Daniel Grimaldi: Reforma al sistema político ¿ahora o nunca?
Debemos cuestionar sinceramente si los electores hoy en Chile tienen preferencias políticas tan diversas que justifiquen la existencia de 21 partidos y que se supone representan visiones distintas de sociedad. Desde 2013, de los 14 nuevos partidos políticos que han emergido 8 son principalmente por divisiones de partidos ya existentes y oportunismos de ciertos dirigentes, la idea de poner coto a los partidos minoritarios cobra relevancia y sensatez, y es principalmente responsabilidad de los partidos grandes lograrlo. Se discute en el Senado una propuesta que establece un umbral de 5% para acceder a escaños y su pérdida por renuncia al partido para evitar “transfuguismo” y otras medidas transitorias como la federación de partidos. A priori parecen bien orientadas, pero es necesario especificar más su alcance para evitar efectos indeseados como antaño.
Sobre el umbral del 5%, se han presentado reparos argumentando que pasarían por sobre la soberanía de los ciudadanos que votaron por ellos y sus proyectos, pero, con más del 90% de desconfianza ciudadana en los partidos ¿alguien cree verdaderamente que los electores van a lamentar que partidos de menos del 5% o 4% desaparezcan sin tener posibilidad de encontrar representación en otras alternativas? Es verdad que poner cualquier umbral para acceder a escaños es arbitrario, no hay evidencia que un umbral en sí mismo sea el adecuado, todo depende del país, su cultura política y las fuerzas capaces de acordar una cota. Es aquí donde nos parece que el criterio debe ser establecer un umbral que permita sobrevivir a los partidos con proyectos verdaderamente diferenciadores y en general de origen externo al sistema de partidos. Hay quienes apoyan la idea de terminar con los pactos electorales y que cada partido compita con “lo suyo”, sin embargo esto tiene la complicación de que ya existe una cultura de pactos en el sistema político chileno desde el retorno a la democracia y son muy relevantes para lograr alianzas durables que den estabilidad a los acuerdos políticos. La salida no es fácil ni perfecta, será siempre un compromiso para disminuir los costos políticos, en este sentido, nos parece que un umbral del 4% puede ser bastante razonable.
Sobre la pérdida del escaño por renuncia al partido, parece de todo sentido común, sin embargo esta medida es más coherente con listas cerradas ya que se vota por un proyecto político antes que por un individuo. Asimismo, hay que considerar situaciones especiales en que se justificaría una renuncia como casos de corrupción generalizada que puedan afectar la honra y cambios en los principios del partido. Por otra parte, se debe regular mejor la condición de independientes para evitar desequilibrios en sus deberes y responsabilidades. Ciertamente esto podría también abordarse mejorando el funcionamiento de las bancadas.
La idea de las federaciones es la más compleja porque no está clara la figura y en principio puede parecer una manera de soslayar el umbral del 5%. También, obligar a una fusión en 30 días posteriores a la elección puede generar partidos inestables y faltos de coherencia. Si la federación funciona como un “suprapartido” tal vez tenga sentido, pero llegar a ese acuerdo parece mucho más lejano.
Con 21 partidos políticos en el Congreso cualquier gobierno de turno tendrá muchas dificultades para aprobar leyes, la desconfianza hacia las instituciones puede deteriorarse a niveles fatales y luego lamentaremos no haber actuado con responsabilidad. Es urgente aprobar una reforma corta pero eficaz, para luego avanzar en otras materias que la perfeccionen.
Por Daniel Grimaldi, director ejecutivo de Chile21