Columna de Daniel Vercelli: Crisis climática: una urgente problemática de salud pública

Así es cómo el cambio climático está alterando la duración del día en la Tierra


Mientras en el hemisferio sur vivimos meses de invierno, los países del norte enfrentan una situación completamente distinta, e incluso, peligrosa. A modo de ejemplo, doce ciudades de Italia se encontraban bajo máxima alerta por calor excesivo en los últimos días, mientras varias otras zonas de Europa han superado los 40 grados Celsius. Este fenómeno ha originado alertas climáticas por parte de las autoridades, además de pavimentos derretidos, incendios forestales y situaciones que ponen en riesgo el bienestar de la población. Hace algunas semanas fue noticia mundial que más de 1.300 personas perdieran la vida durante la peregrinación anual a La Meca, en Arabia Saudita, tras enfrentarse a temperaturas extremas que alcanzaron entre 46 y 49 grados.

Estos trágicos eventos hacen evidente la relación directa entre el cambio climático y la salud humana, donde la crisis climática no es solo una cuestión medioambiental, sino que una lucha urgente por la vida y el bienestar de las personas.

Un reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), trabajado en conjunto con la Universidad de Oxford y GeoPoll (“El voto popular por el clima”, que encuestó a más de 73.000 personas en 77 países), revela las crecientes expectativas globales respecto a la lucha contra el cambio climático. Según el reporte, en el 80% de los países incluidos en la muestra las personas declaran que hoy están más preocupadas por la crisis ambiental que hace un año atrás, y el 69% afirma que el cambio climático está afectando sus decisiones más importantes a nivel familiar, como la elección de dónde vivir o trabajar, o qué comprar.

Los hallazgos del PNUD también destacan la preocupación por la dependencia de los combustibles fósiles y una evaluación sobre las acciones del sector privado que debe llamarnos la atención. De hecho, un 56% de los encuestados apoya la transición hacia energías renovables, demostrando un deseo significativo de cambiar las fuentes de energía para mitigar el impacto ambiental y asegurar un futuro más sostenible. Al mismo tiempo, solo un 39% cree que las grandes compañías están haciendo lo correcto, en un escenario donde después de los gobiernos centrales, este sector es el segundo percibido como más relevante para resolver esta crisis.

En Chile, la preocupación por el cambio climático es igual de apremiante. Según datos de la encuesta Cadem, un 36% de los chilenos considera el “calentamiento global” como una de las principales amenazas globales, superado solo por la amenaza que representa el crimen organizado, y por encima de las guerras, migración, ciberataques y otras amenazas.

Esta percepción se ve reflejada en la demanda de acciones más concretas y efectivas. Volviendo al informe del PNUD, un 80% de los encuestados quieren que sus respectivos países tomen compromisos más fuertes con la acción climática, un 72% apoya una transición que deje atrás los combustibles fósiles de manera rápida, número que (para sorpresa de algunos) sube a 80% en China, 75% en Arabia Saudita, 79% en Irán, 76% en India, 81% en Brasil y 83% en México, por nombrar algunos países que se encuentran entre los máximos productores de carbón, gas y petróleo. Estos datos subrayan la expectativa de la población de que sus líderes actúen de manera decidida frente a la crisis climática, otorgándole un respaldo ciudadano a políticas públicas que pudieran acelerar estas transiciones energéticas, incluyendo la colaboración internacional, reflejada en un 86% de las personas declarando que los países debieran enfrentar esta crisis trabajando juntos, más allá de que tengan diferencias en temas de comercio o seguridad.

Lo que se vive hoy en el hemisferio norte es un doloroso recordatorio de cómo los fenómenos climáticos extremos, exacerbados por la crisis, pueden tener consecuencias mortales. Las altas temperaturas registradas son un ejemplo de condiciones ambientales que podrían volverse más comunes si no se toman medidas drásticas. Este tipo de eventos subraya la necesidad de considerar el cambio climático no solo como una cuestión medioambiental, sino también como una urgente crisis de salud pública.

La lucha contra el cambio climático es, en última instancia, una lucha por la vida humana. Es imperativo que los líderes mundiales y locales concreten acciones para mitigar sus efectos y proteger a las comunidades más vulnerables. La salud de millones de personas dependen de ello.

Por Daniel Vercelli Baladrón, Co-fundador y Managing Partner de Manuia Consultora, director de empresas

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