Columna de Daniela Lagos: Detective Alex Cross, brocha gruesa
Quizás hace diez años Detective Alex Cross podría haber destacado en un mundo con menos oferta en la pantalla chica, pero en la realidad actual en que los fanáticos de las producciones sobre crímenes y asesinos (reales y ficticios) tienen oferta disponible a manos llenas, esta es una que se puede saltar sin mayor problema.
Todo empieza con una tragedia, cuando una mujer es asesinada sin razón aparente y su crimen queda sin resolver. Un año después su viudo, el detective y psicólogo Alex Cross, aún no logra superar su duelo del todo, pero no por eso falla en su trabajo. Sigue siendo un policía brillante que suele poder ver un poco más allá que los demás y que entiende la mente de los criminales. Estos talentos se volverán fundamentales cuando se dé cuenta de que hay un asesino en serie atacando su ciudad y que también está siendo personalmente perseguido.
Esa es la base de Detective Alex Cross, recién estrenada en Amazon Prime. Y si a alguien le suena el nombre del protagonista, es porque Cross es antes que nada un personaje literario. El autor James Patterson ha escrito más de 30 novelas protagonizadas por el detective, que también ha sido llevado antes a la pantalla. La película Besos que matan, de 1997, protagonizada por Morgan Freeman y Ashley Judd, es, hasta ahora, la adaptación más reconocida de una de estas novelas.
Aldis Hodge es el actor que se pone al centro de la nueva adaptación que presenta una historia en ocho episodios que busca atrapar a la audiencia con los métodos conocidos: misterio, giros, drama, persecuciones, sangre y un poco de romance e incluso comentario político sobre el racismo en Estados Unidos. Y si bien esos elementos no faltan, la serie sin duda se queda corta.
Entre las actuaciones la verdad no hay ninguna brillante, a pesar de que Hodge hace un trabajo correcto, pero ese no es el mayor problema. El gran asunto es una historia escrita con brocha gruesa, sin espacio para sutilezas o matices y también con constantes momentos directamente brutos, en que se toman y dejan hilos narrativos sin ninguna delicadeza, con un villano como de caricatura, donde se sobreexplican giros sencillos y en donde se debe confiar en que estamos frente a un protagonista brillante sólo porque recuerda conversaciones en su cabeza y luego salta tres kilómetros hasta una conclusión siempre correcta. Mientras, poco se entiende para qué decidieron entrar en la discusión sobre brutalidad policiaca y racismo cuando parece ser que no tienen realmente una opinión al respecto y defienden todos los puntos.
Quizás hace diez años Detective Alex Cross podría haber destacado en un mundo con menos oferta en la pantalla chica, pero en la realidad actual en que los fanáticos de las producciones sobre crímenes y asesinos (reales y ficticios) tienen oferta disponible a manos llenas, esta es una que se puede saltar sin mayor problema.
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