Columna de Daniela Lagos: Isabel, una serie que brilla cuando profundiza
Si se pasa esa enumeración inicial de hechos, al final del primer capítulo e inicio del segundo, la producción empieza a rendir. Isabel se vuelve una ficción realmente interesante cuando se detiene y profundiza.
Aunque quizás no sea algo tan patente para los chilenos, el de Isabel Allende es probablemente uno de los nombres nacionales más reconocidos en el mundo. Sus cifras de ventas son impresionantes y le dan el título de la autora de habla hispana más leída en el planeta. Con esto, no es sorprendente que se haya decidido hacer una miniserie sobre su vida y que haya sido pensada como una presentación para un público global, no enfocada en el mercado chileno o en quienes ya conocen más de cerca su historia.
Isabel es el nombre de la producción que debutó esta semana por Mega y Amazon Prime, y que -basándose sobre todo en la novela autobiográfica Paula- va contando a saltos en el tiempo el destino de la autora nacida en Lima.
Con sólo tres episodios de duración y un hambre por contar lo más posible, Isabel es una miniserie que en su inicio se siente demasiado superficial, como llevando un checklist en que se va marcando lo que ya se contó. Pinceladas de su primera infancia y el momento en que se viene a vivir a Chile con su familia pero ya sin su padre; escenas de su vida familiar cuando era dueña de casa; algunas diapositivas de cómo llegó a trabajar a revista Paula, y el éxito y el costo que tuvo en su vida personal.
Todas cajitas chequeadas, en un contexto de una buena producción y música animada, que hacen sentir esos primeros largos minutos como algo entretenido pero demasiado liviano, lo que incluso puede ser peligroso: hay poco tiempo y muchas series, quizás habrá quienes no lleguen al final del primer capítulo.
Pero si se pasa esa enumeración inicial de hechos, al final del primer capítulo e inicio del segundo, la serie empieza a rendir. Isabel se vuelve una producción realmente interesante cuando se detiene y profundiza. Cuando deja esa luz y las frases lindas contadas por la voz en off para adentrarse y detenerse en momentos específicos, como cuando Isabel Allende debe partir de Chile sola porque teme por su vida en medio de la dictadura, o cuando muestra su crisis matrimonial y el romance que la lleva a dejar, por un tiempo, a su familia.
O más adelante, cuando muestra la enfermedad y muerte de su hija Paula. Ahí la historia emociona y engancha, más que sólo dar datos en tomas bonitas.
Daniela Ramírez (en la foto principal) entrega una excelente actuación en el papel de Allende. También se luce Néstor Cantillana como su primer marido. Y la lista no llega mucho más allá. La ficción sin duda tiene algunos problemas de actuación y momentos de demasiado cliché, pero es en sus minutos de superficialidad donde están sus verdaderos pecados. En los instantes que semejan paisajes que se ven desde un auto en movimiento. Porque habría sido interesante ver más sobre literatura, sobre sus procesos de escritura. O quizás adentrarse en lo que se muestra al pasar, de una relación tensa con su hija mayor que no le perdona el haberlos dejado.
Con todo esto, es una apuesta que vale la pena. Que a ratos deja con gusto a poco, pero que cuando se la juega por profundizar, realmente involucra al espectador con la vida de esta exitosa autora.
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