Columna de Danielle Zaror: Error en la premisa y libertad de expresión

Por qué Mark Zuckerberg quiere salir de la “lista de enemigos” de Trump


Hace más de cien años, John Stuart Mill señalaba que una cosa es el ejercicio de la libertad de expresión que se ejerce a través del derecho a la palabra, pero es distinto decir cosas que provocan un daño (en la amplia dimensión del concepto). Eso era saltarse la vereda desde un ejercicio legítimo del derecho, a un ejercicio abusivo del derecho.

Hace unos días Mark Zuckerberg, dueño de META, en un gesto que ha sido inequívocamente entendido como una señal de apoyo a las políticas de Donald Trump, notificó a la opinión pública una serie de “ajustes” a sus políticas de moderación de contenidos que tendrán como consecuencia la reducción de sus esfuerzos corporativos para moderar aquello que circula en sus plataformas.

Entre las razones que justificaron su decisión indicó que la compañía se había “alejado de sus valores”, que sus prácticas se habían vuelto restrictivas y habían comenzado a usarse de manera excesiva y era hora de “volver a las raíces en torno a la libertad de expresión”. El hecho hizo que el mundo entero tomara nota del gesto político de la compañía a favor de la fuerza gobernante.

Reprochable o no, lo cierto es que es conveniente revisar algunas falsas premisas que el dueño de Meta entregó en su video. En primer lugar, acusó a la Unión Europea de dictar leyes que censuran y amenazaban la innovación. Estamos de acuerdo en que ese territorio es un enjambre de reglas, pero ellas han estado lejos de censurar opiniones y más bien se han concentrado en sancionar ilícitos anticompetitivos e invasiones a la privacidad.

En segundo lugar, es cierto que América Latina tiene algunas democracias más fuertes que otras, pero de los 33 países que la componen, solo Haití, Cuba, Venezuela y Nicaragua, carecen de ese sistema, por lo que aseverar genéricamente que “América Latina tiene cortes secretas que ordenan a las empresas el retiro de contenido” parece un exceso narrativo. En este contexto, ha sido Brasil, una de las democracias más sólidas del continente la que, a través de sus tribunales, respetando en todo momento el Estado de Derecho, ha puesto límites legítimos a plataformas como X (ex Twitter).

En tercer lugar, es cierto que China censura algunas aplicaciones, no sólo estadounidenses, para su funcionamiento en ese territorio, pero la Corte Suprema de Estados Unidos, en una prueba vívida de que la realidad supera a la imaginación, acaba de confirmar una regulación que prohíbe el funcionamiento de una aplicación china, Tiktok, a menos que la compañía corte sus vínculos la matriz asiática.

En cuarto lugar, señaló que Estados Unidos posee la “protección más fuerte del mundo para la libertad de expresión” lo que no es efectivo. Reporteros sin fronteras ubicó en 2024 en los tres primeros lugares a Noruega, Dinamarca y Suecia. Si afinamos el lente sólo en América, Canadá, Costa Rica y Chile se empinaron con largueza sobre Estados Unidos. Coherente con esa medición, Freedom House, una ONG que promueve la defensa de las libertades en el mundo, situó a Canadá y Chile en el primer lugar de “Libertad en Internet” en nuestro continente.

En consecuencia, hay que tener cuidado cuando se toman por verdaderas premisas que al igual que mucha información que circula por la red, es más bien encuadrada a conveniencia para transformar la realidad. La falta de moderación de contenidos hará de estas plataformas un espacio menos seguro donde es probable que incluso la libertad de expresión sea la propia víctima.

Por Danielle Zaror, profesora Facultad de Derecho U. Chile

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