Columna de Dario Morales: PMGD: aporte al progreso de Chile en transición energética

Paneles solares


El último mes, la discusión en torno al aumento de las tarifas eléctricas ha atraído la atención pública, marcando la pauta de las discusiones recientes en materia energética. En ellas, se ha relevado la importancia de avanzar en nuevas políticas públicas que permitan un sistema eléctrico más eficiente, democrático y sostenible.

Una de las políticas públicas implementadas por Chile para diversificar la matriz energética, pero desconocida por muchos, ha sido la creación de un marco regulatorio para el desarrollo de Pequeños Medios de Generación (PMG) y Pequeños Medios de Generación Distribuida (PMGD) cuyo objetivo fue disminuir las barreras de entrada a nuevos actores al sector eléctrico.

Los PMG y PMGD son instalaciones de tamaño menor, con una capacidad máxima de 9 MW, y que, en el caso de los PMGD, se conectan directamente a la red de distribución que lleva la energía a nuestros hogares e industrias. Hoy existen unos 736 PMG y PMGD en operación, y en conjunto representan casi el 9% de la capacidad de generación instalada en el país y cerca del 5% de la energía inyectada al sistema eléctrico.

La expansión de los PMGD y su integración en la red eléctrica nacional son testimonio del progreso de Chile en materia de política energética. Este segmento ha permitido la entrada de nuevos actores en el mercado e impulsado el crecimiento de industria local de prestación de servicios y desarrollo de proyectos. Al ubicarse cerca de los centros de consumo, incrementan la disponibilidad de energía y no contribuyen sustancialmente a los problemas de vertimiento que existen en el sistema a nivel de transmisión ya que en su mayoría se ubican entre las regiones Metropolitana y Ñuble. Estas centrales producen energías limpias, tienen un bajo impacto ambiental y han jugado un rol clave en la transición energética. A la fecha estas empresas han invertido, a su cargo, cerca de 100 millones de dólares en reforzar las redes a las que se conectan, muchas de ellas en zonas rurales.

Paradójicamente, a propósito del alza de tarifas, se ha apuntado a los PMGD de ser la principal barrera para la transición energética y de contar con un subsidio que los favorece injustamente y que distorsiona los precios. Esta crítica omite hechos importantes. El primero de ellos es que en 2019 hubo una revisión del marco normativo que los rige. En esta modificación se introdujeron precios diferenciados por bloques horarios que buscaban entregar una señal de precio más precisa y disposiciones que incorporan medidas para hacer frente a las congestiones en el sistema de transmisión zonal. Con el fin de dar certeza regulatoria a aquellos PMGD, que a la fecha ya estaban en operación o en un estado avanzado de tramitación, se estableció un periodo de transición acotado y plazo hasta abril de 2022 para acogerse al régimen antiguo de precios.

También omiten que, luego de una revisión exhaustiva en 2022, la Fiscalía Nacional Económica desestimó iniciar un expediente normativo y determinó que “no existen antecedentes fundados que demuestren la afectación a la dinámica competitiva causados por el mecanismo de precio de que rige a la generación distribuida y que, por el contrario, el mismo se puede correlacionar con una mayor entrada de actores, desconcentración de la industria y una diversificación de la matriz energética”. Asimismo, debido al carácter bidireccional del pago, la FNE descartó que se trate de un subsidio, (los PMGD pueden recibir pagos de los generadores de gran escala, pero también hacerlos) y que no es posible determinar su dirección en el mediano y largo plazo.

Mirando hacia adelante, debemos avanzar en la normativa que hará posible la incorporación de tecnologías de almacenamiento distribuido. Así, los PMGD podrán seguir contribuyendo en la descarbonización de la matriz y podremos tener fuentes de energía cercanas al consumo.

Los desafíos de la transición energética y la reducción de la participación de combustibles fósiles requieren de un mayor número, diversidad y calidad de proyectos de energía renovable no convencionales y sería un grave error avanzar en ella sin contar con los aportes de los recursos energéticos distribuidos.

Por Darío Morales, director ejecutivo de Acesol

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.