Columna de Diego Khamis: Un año de barbarie y Chile
La Comunidad Palestina de Chile ha mantenido una postura firme e invariable: la única vía para alcanzar una paz justa y duradera en la región es a través de la implementación de la legalidad internacional, que Israel vulnera sistemáticamente desde su creación. Somos promotores y respetuosos de este marco legal. Por lo mismo, condenamos toda forma de violencia como medio de acción política, incluidos los hechos del 7 de octubre.
Nuestra Comunidad no ha dudado en rechazar cualquier intento de asociar los crímenes de Israel con el judaísmo, emitiendo declaraciones en contra de los llamados a atacar instituciones judías en Chile. Sin embargo, nos duele profundamente el silencio de la Comunidad Judía de Chile (CJCh) frente a los crímenes del gobierno de Netanyahu, así como ante los episodios de discriminación hacia chilenos de origen palestino.
No se trata solo de sus omisiones, sino también de algunas declaraciones. Un ejemplo de esto son las falacias que atacan la única esperanza que le queda al pueblo palestino en la Franja de Gaza: la asistencia humanitaria. Al cuestionar al principal organismo que la proporciona, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Medio Oriente (UNRWA), se agrede directamente al pueblo palestino. Más grave aún es que, en medio de un genocidio, instituciones miembros de la CJCh trajeran a Chile a soldados israelíes, calificándolos de “héroes”.
Dentro de la CJCh existen organizaciones directamente involucradas en crímenes de guerra, como la colonización. El Fondo Nacional Judío (KKL) de Chile lleva adelante una campaña pública para la construcción de una colonia en el Golán, territorio sirio ocupado. Además, el KKL impulsa la construcción de asentamientos en Makhrour, Beit Jala, lugar de origen de la mayoría de los chilenos de ascendencia palestina. Makhrour es un enclave de gran valor patrimonial y emocional para nuestra colectividad, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La construcción de asentamientos en esta zona no solo vulnera los derechos de los palestinos, sino también de ciudadanos chilenos, propietarios legítimos de tierras en la zona. Nos duele profundamente que una organización chilena participe en estas políticas que perpetúan la ocupación y violan el derecho internacional.
La CJCh no solo ha guardado silencio, sino que ha contribuido a la polarización en Chile, donde sus dirigentes han asociado reiteradamente la legítima defensa de los derechos palestinos a una defensa del terrorismo, calificando las críticas al Estado de Israel como antisemitismo.
Durante más de un siglo, chilenos de origen palestino y chilenos de fe judía hemos convivido en paz, ya que ambos somos parte fundamental de Chile. Creemos que, en lugar de sumarse a los miles de judíos que critican las políticas del Estado de Israel, la CJCh ha optado por un negacionismo sistemático del dolor palestino, buscando justificar las políticas de Netanyahu, acciones que minan años de convivencia.
Por Diego Khamis, Director Ejecutivo de la Comunidad Palestina de Chile
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