Columna de Elisa Walker: Diversidad e inclusión

Marcha 8M, Santiago 2025
Santiago, 8 de Marzo 2025 Mujeres marchan por la Alameda en conmemoración de 8 M. Jonnathan Oyarzun/Aton Chile


Todos los 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer como una forma de tomar conciencia de la lucha que se han dado para lograr la igualdad de derechos con los hombres.

El camino para consagrar la igualdad ha sido largo y ha exigido eliminar muchas leyes con discriminación directa en contra de las mujeres.

Pero la discriminación en contra de las mujeres no se limita a las normas legales. A pesar de que no existan leyes que necesariamente generen un menoscabo en contra de las mujeres. Sigue existiendo discriminación en esferas culturales, económicas y sociales.

Es en este espacio donde iniciativas como la diversidad e inclusión han cumplido un rol fundamental para consagran la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. Las políticas de diversidad e inclusión invitan a las organizaciones a hacerse la siguiente pregunta: ¿Cómo impacta la forma en que nos organizamos internamente para efectos de promover el desarrollo de hombres y mujeres en igualdad de oportunidades? Esta pregunta es fundamental, ya que luego de siglos de discriminación en contra de la mujer, el menoscabo a sus oportunidades laborales puede ser inconsciente, tácito, pero puede ser suficientemente relevante para seguir imponiendo barreras para el pleno desarrollo de las mujeres.

Es a través de políticas de diversidad e inclusión que empresas chilenas han notado que hasta el día de hoy tienen barreras de entrada para el desarrollo de las mujeres, tomando conciencia de cosas tan básicas como la ausencia de uniformes que incluyan tallas apropiadas para ser usados por mujeres. También es a través de políticas de diversidad e inclusión que muchas organizaciones han tomado conciencia que existe un gran compromiso laboral de parte de las mujeres, pero que ellas no son consideradas como candidatas para ascender en puestos de trabajo, o que, con la incorporación de ciertas medidas de flexibilidad laboral y promoción de la corresponsabilidad parental, es posible asegurar la permanencia de mujeres en sus lugares de trabajo y ayudar a que los hombres participen en labores domésticas.

Desde otra perspectiva, tal como señaló la semana pasada la presidenta de la Sofofa, Rosario Navarro, la inserción laboral femenina es un factor determinante para el crecimiento del país y para aumentar el producto interno bruto.

Tomando lo anterior, cuesta entender esta fobia que se empieza a identificar en algunos países en contra de las políticas de diversidad e inclusión, prohibiéndolas a nivel gubernamental y sancionando a las empresas u organizaciones educativas que las desarrollan y promueven. Las políticas de diversidad e inclusión no son un fanatismo ideológico. Por el contrario, estas políticas son una herramienta concreta y efectiva para hacer realidad nuestro compromiso con la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Es de esperar que este repudio a las políticas de diversidad e inclusión no empiece a permear en nuestro país.

Por Elisa Walker, abogada

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