Columna de Elisa Walker: El rol del Consejo Constitucional
Estamos en una tercera etapa de discusión de una nueva Constitución para Chile de la historia reciente. La primera etapa se produjo en el segundo gobierno de la Presidenta Bachelet, la que terminó con la presentación ante el Congreso Nacional de un proyecto de ley de nueva Constitución. La segunda etapa se desarrolló alrededor de las labores de la Convención Constitucional, que terminó con el plebiscito ganado por el Rechazo. Y esta tercera y actual etapa, que se compone del funcionamiento de la Comisión Experta y ahora del Consejo Constitucional.
Sin duda alguna, esta fase cuenta con el valioso aporte del texto de anteproyecto que preparó la Comisión Experta. Valioso, porque tiene un contenido razonable que respeta a cabalidad las bases de institucionalidad que debían y guiaron su actuar, pero, además, porque sus normas son el resultado basado en los consensos, donde todos quienes integraron la instancia dejaron de lado su proyecto constitucional ideal y trabajaron por una propuesta que fuera validada por todos y todas sus integrantes. Promovieron un texto que valora el debate público de deliberación política, por lo que muchos temas de discusión podrán ser definidos a través de la labor del Parlamento y no definidos en la Constitución.
Ahora, la gran pregunta es qué va a hacer el Consejo Constitucional. ¿Optará por redactar una propuesta que se arrime a los extremos para consolidar una mirada puntual de cómo construir el país y sus instituciones; o hará un trabajo para que la Constitución sea la base de nuestras instituciones y que respete el espacio de deliberación política del Congreso Nacional?
La semana pasada se terminó el plazo para presentar iniciativas populares y así incluir nuevos temas en la Constitución. Hay propuestas que dan cuenta de que existen posiciones diametralmente distintas que se quieren promover. Por un lado, se aprueba el reconocimiento de emblemas vivos como el rodeo chileno, y, por otro, existen iniciativas como “Chile por los animales”, propuesta por quienes probablemente no valoran el rodeo como un emblema nacional, sino que más bien estarían en una posición de prohibirlo. Así van a haber otros ejemplos que manifiestan posiciones populares de gran distanciamiento entre una y otra.
Frente a estas diferencias, es de esperar que el Consejo Constitucional tome en consideración el enorme esfuerzo que se hizo en la Comisión Experta de buscar puntos de encuentros en la propuesta, y no deje amarrado en su texto una visión que responda a unos pocos y deje la puerta abierta a la deliberación pública.
Por Elisa Walker, abogada