Columna de Emilio de la Cerda: Valparaíso: aprendizajes y desafíos

Reloj Turri


Más que el puro acto de reconocimiento, la inscripción del “Área Histórica de la Ciudad Puerto de Valparaíso” como Sitio de Patrimonio Mundial Unesco, hace veinte años, supone un compromiso de largo plazo que asume el país con la preservación de este bien cultural. Lo anterior detona una serie de obligaciones para el Estado en términos de identificación, conservación y planificación, así como en el diseño de medidas legales, financieras y técnicas que permitan una protección efectiva y no solo simbólica del sitio.

Esta responsabilidad amplia fue comprendida tempranamente por el gobierno del Presidente Lagos, quien junto con empujar la declaratoria vinculó la inscripción con un proyecto ciudad que buscaba la recuperación y el desarrollo urbano de Valparaíso, impulsando la ampliación portuaria, la puesta en valor del patrimonio y la apertura del borde costero a la ciudad.

Con el paso de los años, y más allá de proyectos e iniciativas puntuales, ese impulso inicial, en que la recuperación del patrimonio y el desarrollo urbano iban de la mano, es algo que se ha desdibujado profundamente.

Quizás la constatación más evidente del agotamiento de esa visión estratégica ha sido la dificultad para construir una mirada articulada en torno a los instrumentos de planificación local, la incapacidad de sacar adelante un plan de gestión patrimonial, o la ausencia de instrumentos de financiamiento y gobernanza. Todo lo cual se encuentra en la base del abandono y evidente deterioro material del sitio patrimonial.

Pese a esta situación, existen esfuerzos en curso que deben ser mirados con atención, ya que no solo buscan romper la inercia descrita y la desazón que producen la precariedad y el estancamiento, sino que buscan aprender de los errores y aciertos de este tiempo, para desde ahí proponer un futuro posible para el patrimonio de la ciudad puerto.

En esa línea, cabe mencionar la creación de la corporación municipal para administrar el sitio Unesco, que integra a los principales actores públicos, académicos y de la sociedad civil; el proyecto Parque Barón, que abre el frente de costa para uso público; el nuevo Archivo Regional, que recupera las ruinas del Edificio Subercaseaux en el corazón del área Unesco; la iniciativa Valparaíso Dialoga, que busca identificar consensos en torno a la vocación portuaria de la ciudad; o la aprobación en la Cámara de Diputados de la Ley de Patrimonio Cultural que, habiendo sido impulsada por el gobierno del Presidente Piñera, ha contado con el apoyo del alcalde Sharp, al proponer medidas concretas de descentralización, gestión y financiamiento que van en directo beneficio de la ciudad.

Los veinte años del Sitio de Patrimonio Mundial son una oportunidad para renovar el compromiso del país con Valparaíso y sus habitantes, construyendo un proyecto convocante y sostenible en que patrimonio y desarrollo urbano sean dos caras de la misma moneda.

Por Emilio de la Cerda E., arquitecto y académico Esc. de Arquitectura UC

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