Columna de Elmer Schialer Salcedo: APEC Perú 2024, empoderar, incluir, crecer
A fines de la década de los ochenta, en 1989, en medio de un contexto internacional expuesto a tensiones crecientes, se forma el Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico – APEC, con doce miembros impulsados por la necesidad de consolidar un área de cooperación económica, que fuera dinámica y prometedora para los millones de habitantes que conformaban el bloque.
Treinta y cinco años después sus logros son irrefutables. Cuando inició APEC el arancel promedio entre las economías miembro era de 16,9% y se redujo a 5,3% en 2017. Y los tratados de libre comercio (TLC), que llegaban a veinte, en 2017 ya eran 175, y el foro contaba con veintiun miembros, entre ellos el Perú que se incorporó en el último grupo. Como resultado de este proceso, las economías del Asia Pacífico aumentaron en ocho puntos su capacidad productiva con relación al PBI global, pasando del 52,5% en 1990 al 60.1% en 2019. Ninguna otra región del mundo ha registrado una expansión similar.
Sin embargo, desde mediados de la década pasada, la creciente rivalidad comercial y tecnológica entre las economías APEC más importantes, los efectos sin precedentes de la pandemia y la aceleración del cambio climático plantearon la necesidad de redefinir la agenda del foro.
En 2020, una nueva agenda se plasmó en la Visión Putrajaya 2040 que incorpora los temas emergentes de la digitalización e innovación, el comercio inclusivo y el desarrollo sostenible. Inspirada por esta nueva visión, la economía tailandesa, que presidió el foro en 2022, priorizó los temas de carácter ambiental con la adopción de las Metas de Bangkok que promueven la economía circular y verde. El siguiente año, Estados Unidos, al asumir la presidencia, impulsó la inclusión social y la transición energética.
Al llegarle el turno al Perú en 2024, nuestro país, persuadido de la necesidad de promover un crecimiento equitativo y sostenible, en particular para los más vulnerables y en medio de la economía digital en ciernes, propuso tres ideas centrales: Empoderar. Incluir. Crecer. Sobre estas ideas, el Perú sugirió tres prioridades: crecimiento e inversiones para un crecimiento inclusivo e interconectado; la transición a la economía formal y global; y, el crecimiento sostenible para un desarrollo resiliente. Cada una de estas tres prioridades están acompañadas de entregables específicos, es decir, documentos técnico-políticos que recomiendan políticas públicas concretas para las economías APEC.
Algunos de estos documentos ya han sido adoptados este año, por ejemplo, la guía de políticas para el desarrollo del hidrógeno bajo en emisiones en el Asia Pacífico; y, los principios para prevenir y reducir la pérdida y desperdicio de alimentos. Igualmente, las metas planteadas en Arequipa para el empoderamiento económico de las personas con discapacidad; y, las iniciativas para una transición energética justa y para las finanzas sostenibles. Todos proponen líneas de acción puntuales para lograr sus objetivos.
A la fecha, bajo la presidencia y liderazgo del Perú, APEC ha adoptado quince entregables: diez declaraciones ministeriales y cinco documentos técnicos, lo que convierte a 2024 en uno de los años más productivos del foro. Además, todos estos documentos se han legitimado con un elemento adicional que es importante destacar: fueron aprobados por unanimidad, que es la única posibilidad para la toma de decisiones en este foro. Algo que no fue posible en APEC 2022 y 2023 ya que las tensiones geopolíticas lo impidieron, en medio de una creciente fragmentación entre los mercados del Asia Pacífico que conspiran contra su aspiración integradora. Fue necesario que el Perú desplegase una estrategia diplomática para aislar los temas geopolíticos, lo que se plasmó en un documento emitido por la presidencia APEC Perú 2024. De esta manera, nuestro país consiguió que las declaraciones ministeriales no fueran afectadas por consideraciones ajenas a la agenda sustantiva del foro.
La innovadora propuesta temática del Perú se consagrará en lo que considero será el principal entregable de APEC 2024: la hoja de ruta para la transición a la economía formal y global que propondrá seis elementos cruciales que van desde la coherencia regulatoria hasta la inclusión financiera y digital, para ir reduciendo gradualmente la informalidad. Para ser efectiva, deberá ser aplicada de manera integral y en el largo plazo, lo que requiere políticas de Estado, así como compromisos y consensos nacionales en cada una de las economías APEC, y particularmente en la peruana.
Ahora bien, presidir por tercera vez APEC —lo hicimos en 2008 y 2016— tiene también otros beneficios muy concretos para el país, más allá de la propia agenda APEC, del prestigio y la positiva imagen que proyecta. Es el caso del emblemático megapuerto de Chancay, que será inaugurado por los presidentes Dina Boluarte y Xi Jinping, el 14 de noviembre, en el marco de la visita al Perú de este último, justamente, para participar en APEC PERÚ 2024.
Este puerto tiene el enorme potencial de convertirse en el punto de partida de un hub logístico, industrial y tecnológico en nuestra costa central que insertará al Perú en la cuarta y quinta revolución industrial, transformando nuestra economía y mejorando exponencialmente nuestro nivel de competitividad.
Con todo ello, los buenos resultados que se vienen obteniendo durante el liderazgo de nuestro país este año, fortalecen el foro APEC y le dan un nuevo impulso. Es un logro de nuestra política exterior y lo atribuyo a tres factores: la imagen del Perú como un país que ejerce una neutralidad activa capaz de conciliar; la calidad de la propuesta temática que ha sido considerada innovadora e inédita; el óptimo nivel de la coordinación logística y la hospitalidad que garantizan el éxito de esta edición APEC.
Ningún otro foro internacional le confiere al Perú este singular protagonismo.
Por Elmer Schialer Salcedo, Canciller de la República de Perú.