Columna de Ernesto Silva: El Presidente y la delincuencia
La realidad es muy porfiada. Así lo pudimos ver el domingo 21 en la entrevista del Presidente Gabriel Boric con Chilevisión. No le gustó nada que le recordaran la situación de la delincuencia en el país. Reclamó que la periodista hacía “cherry picking” de ciertas cifras y argumentó que su gobierno ha tenido logros relevantes en materia de combate a ciertos delitos, por ejemplo en el robo de vehículos, donde argumentó que el “plan anti encerronas” estaba mostrando resultados positivos.
Lo cierto es, sin embargo, que la delincuencia ha aumentado, y la percepción ciudadana sobre violencia e inseguridad crece. De hecho, lejos el principal tema de preocupación de los chilenos es la inseguridad, por sobre la inflación, el desempleo, el debate constitucional u otras materias.
La ENUSC da cuenta que a partir de marzo de este año volvieron a aumentar delitos como robo violento de vehículos y homicidios. De esa forma, se revirtió una tendencia a la baja que se venía observando desde 2019 y que posiblemente se explica por la situación anormal de pandemia. En lo que va de este gobierno, el crimen organizado, los homicidios y la actividad terrorista también han aumentado en cantidad e incidencia en la escena pública. Así lo reportan los datos del sistema STOP de las policías, y así lo evidencian también los estudios de opinión pública. En síntesis, todo indica un grave deterioro de la situación de seguridad. Salvo para el Presidente Boric y su gobierno.
No es la primera vez que pasa esto. La “realidad” por una parte, el gobierno por otra. Al iniciar el gobierno en marzo, la coalición no quería utilizar el estado de excepción porque no era necesario. Pasaron las semanas y aquello que tanto criticaban y cuestionaban, lo utilizaron como una herramienta válida, y han recurrido al Congreso sistemáticamente para renovar su aplicación. Lo más insólito es que el texto constitucional que proponen, no incluye dicho estado de excepción.
En materia del debate constitucional, se observa otro golpe entre el mundo paralelo del gobierno versus lo plasmado en el texto. Señalaban que la propuesta no era extrema. Luego, con el avance de las comisiones, señalaban que el Pleno lo corregiría. Después, que lo haría la Comisión de Armonización. En fin, no se corrigió nunca y el texto quedó malo, tal como lo manifiesta una gran mayoría de personas. Ahora prometen corregirlo después, en caso de aprobarse.
Estos y otros ejemplos dan cuenta que la realidad es muy porfiada, que los hechos siguen ahí a pesar de los esfuerzos del Presidente y su gobierno por explicar la realidad de una manera antojadiza. Van poco más de cinco meses desde el inicio del gobierno y la disconformidad ciudadana es alta y creciente. Hasta ahora, el Ejecutivo parece estar concentrado en el plebiscito constitucional, a pesar que su prioridad debiera ser otra, esto es, proveer seguridad y libertad a las personas en el ejercicio de su vida cotidiana.
Tiene poco sentido pretender declarar catálogos de nuevos derechos en un texto constitucional cuando el gobierno no es capaz de resguardar la seguridad y las libertades más básicas de las personas.