Columna de Gabriel Zaliasnik: Constitución y tribalismo ideológico

ELECCIONES 2013
Foto: Agenciauno


Por Gabriel Zaliasnik, profesor de Derecho Penal de la Facultad de Derecho Universidad de Chile

El filósofo norteamericano Allen Buchanan denomina tribalismo intrasocietal a aquel que genera una división Ellos/Nosotros dentro de una misma sociedad para relegar al otro a un estatus inferior. Esta división se construye a partir de ideologías que permiten adoptar una identidad moral. En ello se ancla la cultura de la cancelación y la supremacía moral.

Es lo que hemos visto en Chile a lo largo de los últimos años con la irrupción del Frente Amplio y un revigorizado Partido Comunista. Es lo que vimos como reality show durante la Convención Constitucional en convencionales como Stingo, Bassa o Baradit, o el influjo plurinacional de Elisa Loncon y la machi Linconao. Es lo que reivindica el ministro Jackson cuando apela a una escala moral superior a la de los demás.

Por lo mismo, a estas alturas en que ya todo está dicho sobre la propuesta de nueva Constitución y solo resta el pronunciamiento de la ciudadanía es necesario pensar en el amanecer del día siguiente al plebiscito. Si el vaticinio de las encuestas se cumple, ésta se rechazará, y si yerran, el eventual triunfo del Apruebo será solo una victoria pírrica. Ello pues el objetivo del acuerdo constitucional de noviembre de 2019 no era dirimir un empate político entre chilenos como parece desprenderse del carácter binario del plebiscito, sino que concordar en nuevas reglas comunes apoyadas por una amplia mayoría. El pacto social fracturado seguirá entonces requiriendo de un pacto social nuevo en el que esta vez no se imponga el tribalismo ideológico. Para ello sería bueno desde ya evaluar un porcentaje de aprobación superior, aspirando a una robusta adhesión ciudadana.

Así, tras el plebiscito tendremos que volver a reflexionar cómo confluimos en el reencuentro nacional. La Convención se esmeró en dividirnos, impulsó una agenda extremista, busco invisibilizar a una parte importante de la ciudadanía y le faltó el respeto a una gran mayoría de chilenos a los que pretendió imponerles un texto constitucional defectuoso y partisano. Desde el 5 de septiembre, cualquiera sea el camino que se recorra para buscar ese entendimiento nacional, se requerirá lo mejor de cada uno de nosotros. Se deberá abandonar la lógica de la cultura de la cancelación y abrazar la cultura de la inclusión. Los supremacistas morales deberán dar un paso al costado y el sentido común debiera tomar el relevo en la tarea inconclusa.

A su vez, el Presidente Boric tendrá la responsabilidad de volver a ser el Presidente de todos los chilenos y no solo de su tribu ideológica, como hasta ahora. Deberá transar sus juveniles bríos refundacionales por maduras convicciones democráticas que conduzcan a un verdadero proceso de reconciliación constitucional. En este sentido, un triunfo del Rechazo será también un bienvenido baño de humildad para quienes se han envanecido con el inédito poder que detentan.

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