Columna de Gabriel Zaliasnik: La cabeza de la serpiente

An anti-missile system operates after Iran launched drones and missiles towards Israel, as seen from Ashkelon


La pasada semana, tres hechos sirvieron para desenmascarar la amenaza que representa el régimen fundamentalista islámico de Irán. Por una parte, la justicia argentina declaró “crimen de lesa humanidad” el atentado perpetrado en 1994 contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires, estableciendo que Irán estuvo detrás del ataque que causó 85 muertos. Según el fallo, el atentado respondió “a un designio político y estratégico” de Irán ejecutado por la organización terrorista Hezbolá. Paralelamente, el senador estadounidense Marco Rubio se refirió en una sesión del subcomité de relaciones exteriores del Congreso norteamericano a la presencia de dicho grupo terrorista en Chile. Finalmente, el infame ataque iraní contra Israel, con un enjambre de drones, cohetes crucero y misiles balísticos, que solo fracasó por la sorprendente capacidad de los sistemas de defensa israelíes y la colaboración de una coalición de países occidentales y del propio mundo árabe.

Sin lugar a dudas el mediático ataque tiene graves implicancias, y contrario a lo que algunos livianamente opinan, dista de ser una coreográfica puesta en escena o una “contenida reacción” como aseguró el canciller chileno. El inédito lanzamiento directamente desde Irán de 120 mísiles balísticos con enormes cargas explosivas pese a su estrepitoso fiasco, implicó cruzar una delgada línea roja y reveló lo que hasta ahora muchos se negaban a reconocer. Irán es la cabeza de la serpiente, liderando un eje del mal integrado por Venezuela, Corea del Norte y Rusia, y apoyado por dictaduras como Cuba y Nicaragua, o regímenes de extrema izquierda como Bolivia al que provee de los mismos drones usados para atacar a Israel. Se trata no solo de un país que se ha propuesto poseer capacidades nucleares con el declarado objetivo de exterminar al estado de Israel, sino que financia, entrena, y controla a grupos terroristas como el ya mencionado Hezbolá, la Jihad Islámica y Hamas. Por lo mismo esta agresión no se puede disociar de la barbarie del 7 de octubre de 2023 perpetrada por Hamas en la que más de 1.200 israelíes fueron asesinados, muchos de ellos quemados vivos, otros tantos secuestrados, y decenas de mujeres ultrajadas. Detrás de los sicópatas que llevaron adelante la masacre estuvo en todo momento la mano y el financiamiento de Irán.

De allí que, si bien estratégicamente Irán cometió un grave error -su acción unió a Israel con los países árabes sunitas, y movilizó a Occidente en su contra relegando la guerra de Gaza- más temprano que tarde Israel deberá hacer valer en plenitud su capacidad disuasiva. En lo inmediato, el éxito de Israel al repeler el ataque iraní restablece la confianza en sus fuerzas de defensa, erosionada tras aquel sangriento 7 de octubre. La señal de este 13 de abril fue clara. Israel está más preparado y decidido que nunca para defender su derecho a existir.

Por Gabriel Zaliasnik, profesor de Derecho Penal, Facultad de Derecho U. de Chile